POR APULEYO SOTO, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)

Haciendo honor a su nombre, San Valentín fue valiente prefiriendo amar a Cristo por encima de otra suerte, de modo que Claudio el Gótico le entregó a sus asistentes, para que, por no servirle, al punto le dieran muerte.

Por eso hoy se le recuerda como al más fiel de los fieles aunque la iglesia católica no le cuente entre sus héroes, ya que el Papa Pablo VI ordenó no hacerle preces.

Trátese de un legendario casamentero inconsciente o de un aguerrido obispo de la Roma del Trastévere, lo cierto es que su figura extraordinaria florece, ofreciéndose regalos uno y otra, mutuamente, todos los enamorados de los cinco continentes.

Valentines del amor, seguid tal costumbre siempre, que amor con amor se paga en la vida y en la muerte.