VALLADOLID : EL IMPULSO MUNICIPALISTA DE TOMÁS RODRÍGUEZ BOLAÑOS
Abr 11 2021

POR JOSÉ DELFIN VAL, CRONISTA OFICIAL DE VALLADOLID

Tomás Rodríguez Bolaño

Entresacado este artículo de la Revista  CARTA LOCAL Nº 344 DE LA FEMP. pag. 41-42

El día 2 de noviembre de 2018 se recibió una llamada de urgencia en el Servicio Vasco de Salud, solicitando la presencia de un helicóptero para evacuar a una persona que había sufrido un desvanecimiento mientras subía las escaleras de la ermita del peñón de San Juan de Gaztelugatxe, de cara al Cantábrico, en el término municipal de Bermeo. Era el helicóptero el medio de trasporte más rápido para trasladar a un hombre que necesitaba con urgencia las atenciones médicas de un hospital.

Los visitantes que recibía aquel día y a aquella hora -alrededor de las tres de la tarde- la histórica ermita, ejemplo excepcional en el mundo de la arquitectura frente a la Naturaleza, ensombrecieron su semblante ante tan insólita circunstancia: la muerte por infarto de miocardio de un visitante que, en las horas previas, se las prometía muy felices. Quizá tampoco supieran que se llamaba Tomás Rodríguez Bolaños y tenía 74 años. Pocos lugares de la costa vasca encierran tanta magia como la llamada roca de Gaztelugatxe. No sabían aquellos visitantes, que aquel hombre desvanecido había sido Alcalde de Valladolid durante dieciséis años. Pasaba, en aquella excursión, por ser uno más. Pero en su prolongada vida política había sido mucho más de lo que esperan quienes acceden al gobierno de una ciudad como Valladolid.

El 1 de diciembre de 1985, en la III Asamblea General de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), fue elegido Presidente de dicha organización en sustitución del Alcalde de Zaragoza, Ramón Sáinz de Varanda. Al aceptar el cargo, el nuevo Presidente, el Alcalde vallisoletano, se comprometía a procurar, ante el Gobierno Central, un mayor apoyo para la defensa de los intereses municipales. José Delfín Val, Cronista Oficial de Valladolid. Miembro de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales (RAECO)
Valladolid: el impulso municipalista de Tomás Rodríguez Bolaños El día 2 de noviembre de 2018 se recibió una llamada de urgencia en el Servicio Vasco de Salud, solicitando la presencia de un helicóptero para evacuar a una persona que había sufrido un desvanecimiento mientras subía las escaleras de la ermita del peñón de San Juan de Gaztelugatxe, de cara al Cantábrico, en el término municipal de Bermeo. Era el helicóptero el medio de trasporte más rápido para trasladar a un hombre que necesitaba con urgencia las
tenciones médicas de un hospital. Aquel visitante del primitivo y hermoso paisaje vizcaíno entró en política prácticamente desde el mismo día en que ingreso en el Partido Socialista Obrero Español y en la Unión General de Trabajadores, en el año 1975. El 3 de abril de 1979 ganó el PSOE las elecciones municipales y Tomas Rodríguez Bolaños fue elegido Alcalde de la ciudad del Pisuerga, tomando posesión del
cargo el día 20 de aquel mes, siendo reelegido sucesivamente en las posteriores legislaturas de los años 1983, 1987 y 1991.

En 16 años de mandato se pueden hacer muchas cosas en favor de una ciudad, y él las fue haciendo, empezando por los barrios, a los que dotó de nuevos colegios, centros cívicos, institutos y parques públicos, mientras que en el centro comenzaron a peatonalizarse algunas calles con el propósito de dar preferencia a los peatones y al comercio procurando una nueva ordenación del tráfico.

Para algo tan importante en la vida de una ciudad histórica y monumental como Valladolid, cual es su conservación y el mantenimiento activo de sus casonas palaciegas y los monumentos arquitectónicos que le dieron y siguen dando fama en el mundo cultural y artístico, la Alcaldía presidida por Tomas Rodríguez Bolaños puso el acento en la creación de un plan de protección del casco histórico para evitar, al mismo tiempo, la destrucción de viviendas antiguas y del patrimonio histórico-cultural que se veía amenazado por la especulación.
No disponemos del espacio suficiente para mencionar los muchos beneficios que obtuvo la ciudad de Valladolid durante los sucesivos mandatos de Tomás Rodríguez Bolaños, quien dejó de ser primer edil tras las elecciones  de mayo de 1995, cediendo el bastón  de mando al candidato del Partido Popular Francisco Javier León de la Riva, con quien mantuvo siempre unas cordiales relaciones de amistad, exentas de rivalidad política, pues ambos sabían que, por encima de todas las filias políticas está el profundo y constante amor a la ciudad que has de gobernar.

Tomás Rodríguez Bolaños. 42 |Por razones profesionales mantuve una relación personal con Tomás Rodríguez Bolaños durante muchos
años. Mi condición de periodista y la suya de Alcalde de la ciudad para la que trabajábamos, hicieron que se estableciera una amistad que se truncó el día de la ermita, en cuyo entorno se habían rodado, según me cuentan, escenas de una famosa serie de televisión que nunca he visto, “Juego de tronos”. Afortunadamente nuestro último encuentro -amistoso y en la calle, después de meses sin vernos, ya que Rodríguez Bolaños ya estaba fuera de la política y quería disfrutar de la libertad de ser un “ex”- se produjo cuando ambos hacíamos cola para entrar en un acto cultural que se iba a celebrar en el Teatro Zorrilla de Valladolid. Que un ex-Alcalde haga cola ante un teatro es cosa que a algunos podrá sorprender, pero lo encontrarán lógico según el modo de ser de ciertas personas que, una vez terminadas sus responsabilidades, desean recuperar una vida normal, de ciudadano normal.

Al escribir estas líneas que ofrezco a los compañeros de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales me acuerdo del día en que vino a Valladolid el entonces Alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, al que no veía desde mis años estudiantiles. Pues bien, ambos ediles, Tierno y Bolaños, soltaron una sana carcajada cuando le recordé a don Enrique que yo era de aquellos estudiantes que, sin estar matriculados, se colaban en su aula de la Universidad de  Salamanca para oír su lección, y a quienes él, sabedor de la situación, solía llamarnos “intrusos cordiales”. Creo que fue la primera vez que el Alcalde de Valladolid vio y oyó reír al alcalde de Madrid, siempre tan discreto y circunspecto.

Si suprimimos de nuestra vida los afectos ideológicos y nos quedamos solamente con las devociones humanas, llegamos a la conclusión
de que Rodríguez Bolaños entró en la política -desde el laboratorio de la factoría automovilística FASA-Renault, donde trabajaba- por rendir culto a la amistad. Y salió de este mundo, seguramente por lo mismo. Que a Rodríguez Bolaños la ciudad de Valladolid le haya dedicado un parque nos parece un detalle significativo.

“Valladolid quiere recordar a quien fuera su querido Alcalde entre 1979 y 1995”. Con estas palabras Óscar Puente, actual Alcalde de Valladolid, comenzó un breve discurso previo a la inauguración del “Parque Tomás Rodríguez Bolaños” en presencia de la viuda e hijos del homenajeado, además de Concejales y periodistas que dieron fe. En el acto inaugural se procedió al descubrimiento de la placa con la denominación del parque y otra realizada por el novelista e historietista José María Pérez González, más conocido por “Peridis”, con una caricatura en bronce del ex-Alcalde de Valladolid encaramado en una columna jónica.

Esto me permite rematar estos renglones (que se me han hecho cuesta arriba, pues no me es grato recordar la muerte de un amigo) con un detalle de buen humor, aunque sea ajeno.

FUENTE: http://femp.femp.es/files/842-361-fichero/Carta%20Local%20n%C2%BA%20344,%20marzo%202021.pdf

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