POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Para acceder a Vegarada desde la vertiente astur hay una pista por Río Aller y otra por El Pino, pero el miércoles fuimos por Pajares, desayunamos en Ezequiel, Villamanín, seguimos a Cármenes, Valdeteja y aguas arriba del Curueño (Llamazares lo llama Río del Olvido), por la calzada romana de Vegarada (itinerario de las legiones de Octavio Augusto y de Antonino, siglos I y II), a Tolibia, Lugueros, Cerulleda, Redipuertas y dejamos la cuadriga en Vegarada, en el antiguo hospital de peregrinos del Camino entre San Salvador de Oviedo y León. A pie salvamos los Charcos de Cochaína, y entre arándanos, enebro, caliza y alambres fronterizos subimos a la Puerta de Faro, collado y tajo que separa los picos de la Quemaona y de Faro; subimos al Huevo, el más alto y a los de Faro para recorrer su cordal y bajar por donde pudimos hasta el Bar Peña, en Lugueros y regresar a Oviedo. A veces, para acercarse a algo hay que alejarse antes.
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