POR JOSÉ DIONISIO COLINAS LOBATO, CRONISTA OFICIAL DE LA BAÑEZA (LEÓN)

Días pasados, estando ojeando unos viejos periódicos en el Archivo Municipal “Conrado Blanco”, me encontré remarcada una breve noticia en la que el Gobernador Civil de León informaba y prohibía terminantemente la celebración del Carnaval.

No era de extrañar, eran años de la posguerra, tiempo donde los recuerdos estaban muy recientes, y porque llegadas las llamadas “fiestas de invierno”, podían surgir los rencores escondidos en aquellas aglutinaciones de gente y algarabía tras las máscaras y disfraces festivos.

Sin embargo La Bañeza, a pesar de estas prohibiciones y bandos municipales, nunca dejó que algún espontáneo saliera a la calle, para disfrutar y hacer reír a los demás, aún con el riesgo de ser cogido por la autoridad, ser detenido y ser sancionado con correspondiente multa.

Fueron las mujeres y los hombres bañezanos de aquellos años de guerra y posguerra, los que corrieran estos riesgos, años antes de que llegara la Democracia y el Carnaval pudiese celebrarse con libertad. La Pirris, La Charra, Los Morenos etc. siguieron saliendo a pesar del riesgo, llevando esa alegría por barrios y calles. Otras aventuradas mujeres que también vivieron las dos épocas y que llegaron hasta nuestros días propagando con imaginación esa alegría carnavalera por calles y salones de recreo.

Mujeres que con alegría, rigor y llenas de felicidad, fomentaron con su buen humor y juerga, el ánimo de su público. Hoy, desde este Semanario quiero hacer un homenaje de recuerdo para Teresa Iglesias de Aller, “La Curina”, así como para sus divertidas compañeras de grupo, Paula, Lucila, Brene, Celia y muchas otras más, que con su humor llenaron de alegría nuestras calles.

Siempre tuve un gran cariño por Teresa, tal vez por las muchas horas que de niños pasamos en su casa, donde aquellos días próximos al Carnaval, se vivía con ilusión su llegada; el lugar y taller de sastrería de su esposo, el señor Vicente Iglesias, “Java”, se convertía por unos días en un taller colorido, plagado de otras telas más vistosas, suaves boas y plumas que se colocaban en recoletos sombreros de otros tiempos, algunos de ellos con finas celosías que ocultaban ojos y rostros. Gasas y blondas hacían que el ambiente se llenaba de un sin fin de chistes y carcajadas, rematando la jornada laboriosa carnavalera, en una festiva Teresa de bailes hawaianos, – tal vez aprendidos de su esposo- acompañados siempre de unos redobles salidos de una tensada pandereta.

Un año más, nuestra Ciudad de La Bañeza, se va a vestir de fiesta, va a celebrar esas alegres y divertidas Fiestas de Invierno, “El Carnaval”. Todos estos días pasados, el Festival de Monólogos, ha dado el pistoletazo de salida, trayendo a nuestro teatro por unos días, ese humor alegre y jocoso de lo que es nuestra Bañeza.

Hermoso y bello siempre es y ha sido el acto de ensalzar Reinas y Musas, momento donde una vez más, una joven bañezana, será nuestra embajadora; días, donde la belleza y la alegría de su rostro, representará a los cuatro vientos, el de todas las demás mujeres bañezanas.

¿Qué decir de los niños? Fermento y germen festivo del mañana. Es bonito ver a nuestros pequeños desfilar, muchos en sus cochecitos, junto a sus madres, mientras que otros, algo ya más mayores, se apartan y participan individualmente de la fiesta, del bullicio alegre y carnavalero en peñas y locales particulares.

Y vendrán las noches y los días y, serán horas mejores para los más jóvenes y algunos mayores, donde ahora, su imaginación y la personalidad particular de cada uno, les inhiba por unos momentos bajo ese imaginativo disfraz llenando de duda a otras mascaritas femeninas, alegría y fiesta para todos los bañezanos y forasteros que nos visitan en estos días; contemplando los grupos de los organizados desfiles, y cuando llegada la noche, el brillo, la luminosidad de las telas y las serpentinas, inunden nuestras calles de luz, elegancia y vistosidad.

Añoranza nos da estos días de carnaval, donde el pasado festivo y carnavalero se transportaba, cuando la noche llegaba, a salas de recreo y discotecas de nuestra ciudad, continuando la fiesta con finales y divertidos concursos de disfraces. Hoy estos salones, son nuestras amplias calles, aquí se acoge a cuantos visitantes llegan buscando diversión, sin que nunca les falte esa acogedora sonrisa de hospitalidad y buen humor.

Ven a La Bañeza. ¡Es Carnaval! Nuestra Ciudad arde en Fiesta y los ríos de personas inundan nuestras calles de música y confetis.