POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
En Colunga, mi concejo asturiano, si deseamos definir la «casi nulidad» de una persona en relación con una actividad determinada, empleamos la expresión muy socorrida de «ESI YE NINGÚN»; es decir, ni siquiera llega a la categoría de «experto», como actualmente llaman a los ignorantes.
Pues bien, un servidor de ustedes YE NINGÚN en materia histórica de TEMPLARIOS, aquellos caballeros que pertenecían a la orden religioso-militar del TEMPLE, cuya denominación real era la de POBRES CABALLEROS DE CRISTO Y DEL TEMPLO DE SALOMÓN (Pauperes Commilitones Christi Templique Salomonici).
Esta institución, fundada con fines piadosos y caritativos en el año 1119 para atender a los Cruzados y colaborar con la recuperación cristiana de los Santos Lugares, llegó a tener tan grande influencia (económica y jurídica) en Europa que el Papa Clemente V, en 1312, se vio obligado a extinguirla.
Esta «extinción de la Orden Templaria» fue terriblemente cruenta, siendo sus miembros condenados por herejes y no sé cuántos delitos más que los «llevaron a la muerte».
Ahora bien, hayan acertado o no en sus fines religiosos y sociales, lo que resulta indiscutible es su gran aportación cultural a las zonas de su dominio (organización administrativa, monumentos, literatura, arte…). Y en estas aportaciones están ciertas especialidades culinarias muy relacionadas con las culturas árabes, turcas, judías…; es decir, de aquellos países donde ellos luchaban, vivían y saqueaban (que todo hay que decirlo).
JEREZ DE LOS CABALLEROS es municipio y villa pacense ubicado en la zona suroccidental de Badajoz. Tiene testimonios de épocas prerromanas (prehistóricas incluso), romanas, visigóticas, árabes, cristianas… y TEMPLARIAS.
Una especie de síntesis de sus «aprendizajes» árabes y templarios es su postre más tradicional (al menos desde los siglos XVI-XVII) que es el llamado BOLLO TURCO.
Les explico brevemente cómo se elabora de forma «casera y artesanal»:
Mezclen unos 500 g de almendra molida (máxima calidad) con igual cantidad (500 g de azúcar, 6 huevos y ralladura de la piel de un limón. Una vez hecha la pasta, se toman pequeñas porciones de la misma y con ellas se moldean, a modo de churros gruesos, varias piezas que se disponen como si fueran semicircunferencias concéntricas sobre una base de oblea. Hornea durante casi una hora, se saca del horno y se pincela con un almíbar de hebra fuerte, que al «secar» quedará como un baño blanco.
Piensen ahora en nuestra VENERA del occidente asturiano y verán que en ingredientes y en forma guarda una gran analogía con el BOLLO TURCO de Jerez de las Caballeros.
¿Son ambas dulcerías una consecuencia de influencias templarias?
¿Son ambas dulcerías un «trasvase cultural» entre extremeños y surasturianos como consecuencia de la trashumancia de pastoreo?
No tengo, de momento, respuesta a estas cuestiones.
Sí me atrevo a sugerirles una propuesta: ¿Qué tal si fomentáramos un hermanamiento entre JEREZ DE LOS CABALLEROS y localidades asturianas donde hacen gala de VENERA (Boal, Navia, Valdés…)?