POR APULEYO SOTO, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)
UN PERIODISTA. Cuando un periodista se va, algo nuestro y necesario se pierde, sobre todo si se llama Manuel Martin Ferrand: “maestro, genial, pionero, independiente, leal, insobornable, inconformista, crítico, irónico, lúcido…” como le han calificado sus compañeros. A la muerte, flores. El fue el primero que me editó un libro, “Los más ricos del mundo”, escrito a dos manos con Pepe Cavero, su aplicado discípulo, como partenaire. Un periodista entero como Manolo es un avisador, un asesor, un dilucidador, un transmisor, un supervisor, un luchador, un desengañador… Una mosca cojonera, vamos.
UN EDITOR. Ese es Emilio Pascual, segoviano de Tejares, para más señas. Forjado en Anaya y Cátedra Ávrea, donde ha dado nueva luz y lustre a los clásicos de todos los tiempos, acaba de crear su propio sello editorial, “Oportet”, inaugurado con “Dalí versus Picasso”, la última obra de Fernando Arrabal.
UN DIRECTOR. La dirección es imprescindible en los oficios y en las artes, salvo que se prefiera el desmadre, que no conduce a ninguna parte buena. Yo soy anarcoide, pero me pliego al que sabe más que yo. El director más eficaz debe haber ascendido antes por las escalas inferiores de la empresa. La banal polémica en que se ha visto envuelta Ana Zamora ha dado aires e impulsos vigorosos a su Nao D´amores. La que vale, vale. Ladran, luego…
UN INVESTIGADOR. Están molestos y desanimados los investigadores del CSIC, y cómo no. Esos señores silenciosos y pacientes, metidos entre tubos de ensayo, son los que hacen avanzar a la humanidad. Menos mal que el ministro De Guindos se va a corregir a sí mismo y ha dicho, aunque tarde, que aumentará la dotación del I+D en los próximos Presupuestos. Ramón y Cajal y Severo Ochoa habrán sonreído bajo la tumba, pero al que más gracia le va a hacer está vivito y coleando: Santiago Grisolía. Neuronas a examen.
UN FILÓSOFO. El dice que no es filósofo sino simple historiador y divulgador de la Filosofía, pero Fernando Savater, el aguerrido pensador vasco, cumple en sus libros y artículos la función mensajera y sanadora de un socrático griego peripatético. “Ética para Amador”, “El contenido de la felicidad” o “Las ciudades y los escritores” , nos hacen pensar y orientar la vida en un sentido fundamentalmente ético y estético, sin remilgos de ninguna clase. Clase verdadera, entusiasta y efervescente es la suya, transmitida con una jocunda y batalladora honestidad.
UN TORERO. Épico y mayestático. Toreros como Talavante, pocos. Se enfrentó, riendo y cantando, a seis cornúpetas victorinos en la plaza de Olivenza y salió por la puerta grande. Sólo le faltan un Lorca, un Alberti o un Gerardo Diego redivivos que inmortalicen sus faenas. ¡Ánimo, Javier Villán, poeta-crítico!
UN FUTBOLISTA. La vida es un juego que dura lo que dura. Por eso Florentino le ha pagado noventa millones a Bale. ¿Los vale?