LA VOZ EN OFF DEL CRONISTA OFICIAL DE LOS OSCOS (ASTURIAS), JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ CASTRILLÓN, SE ESCUCHÓ BIEN DESDE LOS DIFERENTES ESPACIOS RESERVADOS PARA EL PÚBLICO
«Qué pena, qué pena», se lamentaba una vecina instantes antes de que diera inicio la representación de la Última Cena en el patio del monasterio y bajo una incesante lluvia.
Las peores previsiones se cumplieron y, ayer, durante la puesta en escena del vía crucis viviente de Villanueva de Oscos, no dejó de llover ni un solo minuto. Con todo, los voluntarios tiraron de profesionalidad y desarrollaron, empapados por completo, toda la trama.
El alcalde de Villanueva, José Antonio González Braña, no ocultaba su disgusto justo antes de la hora de inicio porque el tiempo «va a tirar por tierra todo el trabajo de mucha gente». Y es que el vía crucis es posible gracias al esfuerzo de los vecinos que, con su trabajo voluntario, escenifican la Pasión según San Marcos y también, en los últimos años, gracias a la implicación de varios grupos de recreación histórica de Lugo.
En esta edición participaron más de cuarenta personas de la «Guardia Pretoriana», «Caetra Lucensium» y «Percussio Praetoria».»Tienen mucho mérito», apuntó González Braña, que también se mostró muy orgulloso de los voluntarios locales.
«Hubo muchísima gente, pese al día que había. Con estas condiciones, lo normal hubiera sido suspender, pero vino tanta gente que se lo merecía y eso nos dio fuerzas para seguir adelante. Espero que, pese a todo, lo disfrutaran», añadió el regidor tras el vía crucis.
El público, que se desplazó desde distintos puntos de Asturias, estuvo a la altura de los esforzados actores y aguantó estoicamente bajo la lluvia durante toda la representación, más breve de lo habitual.
Y no sólo la lluvia se empeñó en deslucir la fiesta, sino también el frío, ya que el mercurio no superó los cinco grados. «¡Venga valientes!», les gritaron desde el público a los lucenses que ayer pusieron en escena una lucha de gladiadores, con apenas ropa con la que protegerse.
Precisamente esta escena fue la novedad de este año y se preparó cuidadosamente a la entrada del monasterio. «Se montó este escenario con mucho trabajo, la silla se trajo de Santa Eulalia, la mesa no sé de donde… es una pena que no luzca con lo mucho que se cuidaron los detalles», lamentó la agente de desarrollo local comarcal, Inés Gil.
Otra de las novedades de este año fue el sistema de sonido, que se renovó por completo para propiciar que la voz en off del cronista de los Oscos, José Antonio Álvarez Castrillón, se escuchara bien desde los diferentes espacios reservados para el público.
El vía crucis de Villanueva nació hace más de quince años cuando un empleado municipal de aquella época, Eduardo Colubi, lo propuso tras haberlo visto en el pueblo burgalés de Lerma, de donde procedía su mujer. La idea se puso en marcha como un experimento para atraer visitantes en Semana Santa, pero caló hondo en el concejo y cada año el vecindario se vuelca con la cita, que ha ido creciendo y mejorando en cada edición.
Desde entonces ha habido varios puntos de inflexión. El primero, en 2015, cuando se hizo la consolidación del monasterio, lo que permitió el acceso al inmueble en condiciones de seguridad e hizo que el consistorio pudiera volcar en este espacio las escenas del vía crucis. El segundo hito en la historia de esta representación única en la comarca fue en 2016, cuando el Principado le concedió la distinción como fiesta de interés turístico regional.
T. Cascudo
Fuente: http://www.lne.es/occidente/2018/03/30/via-crucis-lluvia-villanueva-decepcionar/2261625.html