POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
La iglesia de Santa María de Viabaño ha sido muy reformada a lo largo de los años, de manera especial tras la Guerra Civil de 1936-39.
Conserva una portada románica en el muro sur, con un arco de medio punto que se apoya sobre sencillas jambas, coronadas por toscos capiteles-imposta. El templo tiene cubierta a dos aguas sobre la nave principal y a una sobre el pórtico y las sacristías.
Su amplio pórtico presenta seis arcos de medio punto, dos de los cuales corresponden a las puertas de entrada al mismo y el resto se apoyan en el muro que lo cierra. De uno de estos arcos pende una campana procedente de la vieja fábrica del templo. A los pies de la iglesia sitúa la puerta principal, en arco de medio punto; sobre ella -en el mismo imafronte- hay una ventana trífora y -como remate- aparece la espadaña de dos ojos, con sus respectivas campanas, la cual remata con una cruz. Unas bolas decorativas coronan los esquinales y la misma espadaña.
Todo el exterior aparece enlucido y pintado, con dominio del color blanco. La última restauración interior ha sido acertada en su ejecución y en la gama de colores aplicada a sus muros, nave, coro y presbiterio.
Las imágenes de Ntra. Señora de la Asunción y San José destacan en sendas peanas en su muro testero.
Recibe luz exterior desde la parte alta de los lienzos de sus fachadas norte y sur, mediante tres vanos de medio punto en cada uno. La sacristía sur presenta ventanas adinteladas.
Celebra esta parroquia como fiesta principal la de su patrona, la Virgen de la Asunción.
En la donación que el Infante don Ramiro II (después rey de León) hizo a la Catedral de San Salvador de Oviedo en el año 926, cita la iglesia de Viabaño en estos términos:
“In Biabanno eclesiam sancte Marie similiter”.
En el antiguo libro Becerro de la Catedral de Oviedo (año 1385) puede leerse: “Santa María de Viavanno ha de manso quatro días de bués”. Los mansos eran tierras exentas de toda carga de impuestos. Un día de bueyes era una medida típica asturiana equivalente a lo que un par de bueyes podían arar en un día, que eran unos 1.250 metros cuadrados.
Esta parroquia -como todas- tenía también su obligación diezmera o décima parte que los fieles debían pagar a la iglesia sobre maíz, escanda, tocino, huevos y salmones, una obligación vigente hasta 1841.
Viabaño -o Biabaño, como aparece en muchos documentos- (hoy Viabañu, como topónimo oficial) fue parroquia de mucho peso en el concejo de Parres.
Viabañu, la que ostentó la cabeza de sede arciprestal en su capítulo de administración religiosa, con su iglesia del siglo XIII, bien se merecía un puente…pero muchísimos años antes de los que tuvo que esperar para verlo, ya en los inicios de la década de los 70 del siglo XX.
Viabaño había perdido -por descuido, dejadez o abandono de quienes están obligados a su custodia- todos los libros referentes a su larga historia como parroquia.
A veces ocurren pequeños milagros, como es que alguien encontrase hace un par de años esos viejos libros desaparecidos, allá por Gijón, en una antigua librería o rastro, y -ojeando (además de hojear) sus gastadas páginas- vio que a nadie le serían más útiles que a los descendientes de aquellos vecinos ya fallecidos mucho tiempo atrás, amén de a los estudiosos de la historia de Parres, de sus pueblos y parroquias, así como a cualquiera que -con dos dedos de frente- sepa valorar lo que es el pasado de un lugar, sea éste grande o pequeño, que cada uno es un mundo de diversidad, vidas y aconteceres. De modo que, después de adquirir los libros allí encontrados -aunque todos posteriores a 1829- fueron depositados desinteresadamente en el blindado archivo diocesano, para que nunca más se pierdan, algo más frecuente de lo habitual, bien por desastres naturales, guerras, robos, despreocupación en su mantenimiento y otras causas diversas, siempre lamentables.
Ahora, que se han recuperado parte de dichos archivos, podemos decir que se conservan los referentes a los bautizados desde 1833 hasta 1844, de 1858 a 1862 y desde 1874 hasta 1922. Los libros de confirmación se datan desde 1872 a 1939. Los relativos a casados van de 1829 a 1848 y desde 1854 a 1936.
Relativos a actas de defunciones aparecen datados entre 1858 y 1859, y desde 1882 a 1936.
Los libros llamados de fábrica se conservan desde el año 1861 hasta el año 1970.
Por supuesto que los posteriores a todos éstos, hasta hoy, también se conservan en archivo.