POR MARI CARMEN RICO NAVARRO, CRONISTA OFICIAL DE PETRER (ALICANTE)

Mi padre nació en Petrer, el 8 de noviembre de 1928, en el seno de una familia panadera que tenía el horno en la calle Prim, el conocido como el forn de Saoro, y perteneció a una de esas familias petrerenses, que asistieron atónitas a la evolución de un pueblo, de origen agrario, que asumió con cierta valentía la industrialización más feroz, con los cambios sociales y físicos que ello implicó.

Fue a las escuelas del gobierno con D. Juan José Navarro, a la academia de D. Juan Madrona en Elda y en 1946 acabó sus estudios de comercio y contabilidad en la Escuela Profesional de Comercio de Alicante. En 1951, tras acabar la mili, regresó a Petrer y se inició en el mundo laboral como panadero ya que este era el oficio familiar, pero a mediados de los años cincuenta comenzó una nueva etapa y se puso hacer zapatos.

Su talante más que tímido discreto, marcado por un expreso deseo de no convertirse en portavoz ni protagonista, recuerda al trabajador sencillo y poco pretencioso que sin embargo consiguió a base de persistencia y constancia levantar una pequeña empresa de calzado, sustento de su larga trayectoria laboral y de otras familias del pueblo.

Mi padre fue un hombre sencillo, afable, trabajador, comprometido, solidario y siempre dispuesto a ayudar y a ocuparse con pasión con todo aquello que se comprometía. Hombre de baja estatura y nervioso, se mostró siempre grande y firme en su sentido del deber y su capacidad para el trabajo. En su vida lo buscaron muchas veces para ponerse al frente de proyectos que nunca tuvo en su mente. Era una persona que no sabía decir que no. Se comprometió en todo lo que hizo y luchó por conseguir los retos y objetivos que se propuso.

Fue, como ya he dicho, industrial zapatero y en el terreno político y con 50 años de edad encabezó la lista de Unión de Centro Democrático en las primeras elecciones municipales democráticas de 1979. Desde el partido, al que en principio no pertenecía, le propusieron encabezarla y les dijo que sí. Su experiencia en este mundo fue positiva por muchos motivos: por tener de nuevo en España democracia y, por otra parte, se dio una circunstancia que no se ha vuelto a producir porque todas las personas elegidas, aunque fueran de distintos partidos, entraron a trabajar por el pueblo, cosa que hacía mucha falta. “Así que fuimos todos a colaborar y nos dejamos de politiqueos”.

Era una persona sencilla y con muy poco afán de poder, poder que las circunstancias de la vida le fueron dando, porque no hay que olvidar que fue durante veinte años presidente de una entidad como Caixapetrer, con todo lo que esto representaba económicamente en Petrer y en Elda, con una enorme proyección social en ambos pueblos. Fue una etapa en que la entidad vivió momentos de ilusión y esplendor siendo nombrado presidente de honor de dicha entidad financiera tan querida y respetada. Los méritos para esta concesión no eran otros que su trayectoria en la gestión de sus funciones como presidente, así como su dedicación al mundo del cooperativismo de ámbito nacional, autonómico y local, en donde ocupó cargos importantes, dedicándole grandes esfuerzos para la unificación y representación de muchos servicios centralizados y para el mejor desarrollo del cooperativismo de crédito. También “en reconocimiento a su destacada gestión en pro de la entidad y a favor del cooperativismo en particular, y a su desinteresada labor en beneficio de los intereses de nuestra localidad”.

Su labor en la Caja de Crédito de Petrer siempre estuvo regida por el trabajo, el compromiso y por el respeto y el cariño a los empleados. De trato sencillo y muy cercano, visitaba con frecuencia una a una todas las oficinas, sobre todo en navidades, para desear a los empleados unas felices fiestas, valorando y agradeciendo siempre el sobre esfuerzo de todos en esos días que se entregaban a todos los socios de la caja los paquetes de Navidad. Los empleados de la entidad financiera todavía recuerdan la “paga del presidente» una gratificación extra que recibían los empleados a mitad de enero y que mi padre introdujo para agradecer el ingente trabajo que se hacía en la caja durante esos días.

Durante su presidencia la Caja experimentó la época de máximo esplendor. El cambio de lo que la entidad había sido hasta ese momento fue total. Pero su mandato al frente de la misma no solo sirvió para mejorar las cifras de la entidad bancaria, el crecimiento fue espectacular, sino que también sirvió para dejar huella en las muchas personas con las que trató a lo largo de esta etapa y a lo largo de toda su trayectoria vital. Además, fue elegido presidente de la Federación de Cajas Rurales de la Comunidad Valenciana; una caja humilde como la de Petrer rigiendo los destinos de todas las cajas de la comunidad. La caja de Petrer tenía un notable prestigio y presencia a nivel provincial, autonómico y nacional y él asumió siempre los cargos en nombre de la entidad de crédito que con tanta pasión y querencia representaba.

Mi padre, ese hombre de cabello cano y de mirada tierna fue una persona querida y respetada y por eso hoy que se celebra el Día del Padre quiero traerlo a la memoria y honrar su recuerdo porque él sigue estando siempre muy presente en mi vida y en la de toda mi familia. Nos dejó el 29 de septiembre de 2017 y, en ese momento no tuve fuerzas para escribirle, pero hoy desde la serenidad que da el paso del tiempo quiero decirte: “Papa a pesar de tu ausencia física sigues estando presente en cada uno de nosotros y te recordamos siempre”.