VIDAS UNIDAS AL CULTIVO DEL NARANJO
Mar 28 2015

«ALZIRA ES, DESDE FINALES DEL SIGLO XIX HASTA 1960, LA PRIMERA POBLACIÓN EN HABITANTES TRAS VALENCIA», APUNTA EL CRONISTA OFICIAL DE LA LOCALIDAD, AURELIANO LAIRÓN

EL DESASTRE Imagen área de las graves consecuencias de la pantanada de Tous de 1982. :: José penalba
EL DESASTRE Imagen área de las graves consecuencias de la pantanada de Tous de 1982. :: José penalba

Cuando nace LAS PROVINCIAS, la Ribera está aún recuperándose de una gran inundación sufrida dos años atrás. Aunque en la memoria más reciente de los valencianos afloran las dantescas imágenes de la pantanada de Tous, el Xúquer ha causado daños a lo largo de toda su historia. Las riadas de 1320, 1473, 1779, 1864 y 1982 han dejado numerosos fallecidos y se han llevado por delante casas enteras.

En los albores de la segunda mitad del siglo XIX la comarca despunta en transporte gracias a que la primera vía férrea valenciana pasa por sus tierras. 60 kilómetros que transcurren desde el Grao de Valencia hasta Xátiva. Su principal promotor, el marqués de Campo, establece como primera condición para situar las estaciones que los municipios superen las 300 hectáreas cultivadas de arroz. Benifaió es la primera estación de la Ribera en acoger el convoy de vapor a finales de 1852, un tren que llega a Algemesí y Alzira el 1 de marzo de 1853, y a Carcaixent el 9 de abril. Se apeará también en Xàtiva a partir del 20 de diciembre de 1854. El 8 de febrero de 1864 se inaugura el tranvía-ferrocarril con tracción animal Carcaixent-Gandia que une dos comarcas tan prósperas como la Safor y la Ribera.

«La llegada del ferrocarril estimula la agricultura de la zona ya que permite el transporte de pasajeros pero también de la naranja, que puede desembarcar en el puerto de Valencia para ser exportada. Además, los propietarios de las tierras podían desplazarse a estas para controlarlas in situ», explica Salvador Calatayud, profesor en la facultad de Economía de la Universitat de València. El tren favorece el despegue del comercio y la industria.

El 8 de agosto de 1876, Alfonso XII, en consideración a la importancia que ha alcanzado la villa de Alzira por el crecimiento demográfico y desarrollo industrial y comercial, le concede el título de ciudad. «Alzira es, desde finales del siglo XIX hasta 1960, la primera población en habitantes tras Valencia», apunta el cronista oficial de la localidad, Aureliano Lairón.

En 1885, el doctor Jaume Ferran Clua experimenta la vacuna anticólera en Alzira, donde inocula 30.000 dosis. Sin embargo, Ramón y Cajal pone en duda la eficacia de su descubrimiento y el gobierno llega a prohibir la vacunación.

Entre 1880 y 1916, el trinomio arroz, huerta y cítricos en Algemesí supone un primer impulso mercantil e industrializador y llegan varios flujos de inmigrantes. La nueva realidad obliga a las autoridades municipales a encargar al arquitecto Lluís Ferreres el proyecto de ensanchamiento urbano (1893). El crecimiento económico va de la mano de la mejora en ciencia, de la cultura y de las artes.

En 1899 Sueca recibe el título de ciudad gracias a su pujanza económica. Destaca el cultivo del arroz así como de trigo, habas y frutas. Exporta arroz y seda a cambio, sobre todo, de aceite.

También Cullera crece al calor de la expansión del cultivo del arroz. Entre los siglos XIX y XX, la localidad costera va aumentando y levantando infraestructuras como el santuario de la Mare de Déu del Castell, el puente de Hierro, el mercado municipal, el faro, el Ateneo Marítimo o la casa del Pueblo.

Ya en el siglo XX, el 18 de septiembre de 1911, destaca el levantamiento en Cullera contra el reclutamiento de tropas para luchar en Marruecos. Los obreros cortan las líneas telegráficas, levantan las vías del ferrocarril e, incluso, impiden que dos terratenientes locales vayan a ver sus arrozales. El juez de primera instancia de Sueca, armado con una pistola y un chaleco de cartón-piedra, se desplaza para poner orden. Le acompañan el secretario del juzgado, su hijo, un alguacil, un escribiente y un vecino de Cullera. Al llegar a la estación se encuentran con un piquete y tras un enfrentamiento detiene a dos de los manifestantes y los sube al carruaje.

Los huelguistas rodean el carruaje para liberar a los detenidos. Empieza una refriega que termina con la muerte del secretario y el alguacil. Encerrados en el consistorio el juez y parte de la comitiva, la corporación municipal intenta apaciguar los ánimos. El juez saca una pistola y dispara varias veces contra la población desde el balcón del ayuntamiento. Los manifestantes asaltan el ayuntamiento y matan al juez y a su habilitado. También en Carcaixent, Alzira, Dénia, Xàtiva, Silla, Gandia y Alberic se levantan contra la guerra.

Cien almacenes

En 1916 Carcaixent obtiene el título de ciudad. La localidad vive una auténtica revolución industrial con la naranja y llega a contar con más de un centenar de almacenes. Y es que hablar de la Ribera es, además, hablar de naranjos. No en vano, el primer campo en el que se cultivan naranjas estaba en Carcaixent en 1781. Tuvo tanto éxito que se extendió rápidamente por los alrededores. Primero a la Muntanyeta y el Barranquet y después a Alzira y la comarca entera.

A principios del siglo XX los cítricos se exportan a países como Francia, Gran Bretaña, Alemania y Holanda. Pero la I Guerra Mundial frena este comercio en esta comarca, y también en la Safor y Sagunto. Se producen varias manifestaciones intersociales reclamando al gobierno que facilite los medios de transporte adecuados para seguir con el negocio.

Las exportaciones vuelven a remontar alcanzando un máximo histórico en 1930, gracias a las mejoras en las comunicaciones. Pero la Guerra Civil española y el inicio de la II Guerra Mundial vuelven a hacer mella. «El máximo esplendor de la naranja se vive en las décadas de los años 50 y 60, con un significativo aumento en la producción y exportación», explica Calatayud.

Durante el siglo pasado se consolida la transformación agraria así como el ferrocarril y las carreteras y se desarrollan diferentes industrias. Todo ello favorece un crecimiento demográfico sostenido en la Ribera Alta. A lo largo de esta centuria, el campo y la industria favorecen la llegada de inmigrantes de Andalucía, Castilla y Murcia. Este flujo también se produce a la inversa cuando las crisis de estos sectores obligan a muchos habitantes de la comarca a emigrar a Francia, en muchos casos como temporeros o para buscar un trabajo definitivo.

En 1957 se desborda el río Magro. Tal y como cuenta LAS PROVINCIAS, en Algemesí se rompe el muro de defensa del río e invade la población. El agua cubre el puente entre Algemesí y Guadassuar, arranca pretiles y corta la carretera. En Benifaió fallece un anciano impedido que había quedado aislado en Navaixetes.

Modernidad

Los 60 son también los años de la modernidad. «A finales de la década en Alzira se inaugura la remodelación y saneamiento de la avenida Santos Patronos, con la desaparición del antiguo puente de San Bernat y la avenida Luis Suñer empieza a resurgir», recuerda Lairón, quien lamenta la pérdida de patrimonio histórico-artístico a lo largo del siglo XX. «La iglesia gótica de San Agustí, la de Santa María, Sant Joan y la ermita del Salvador son ejemplos de abandono por falta de interés».

En octubre de 1973 nace Ford Almussafes, una factoría que resulta crucial para la economía no sólo de la comarca sino de toda la Comunitat Valenciana.

En la década de los 80, dos sucesos de diferente índole sacuden la Ribera. Primero, el secuestro del empresario Luis Suñer por parte de ETA en enero de 1981. Así cuenta LAS PROVINCIAS la puesta en libertad tras tres meses de cautiverio del dueño de Avidesa y Cartonajes Suñer. «Apareció cerca de Logroño y, tras un reconocimiento médico, fue a Alcira. Sus vecinos le recibieron con música, tracas y campanadas. Al parecer, por su rescate se pagaron 325 millones de pesetas».

Un año después, el 20 de octubre de 1982, se produce la pantanada de Tous, que acaba con la vida de más de una decena de personas y causa decenas de millones en daños materiales. La presa de Tous se rompe y toda la comarca queda inundada por las aguas del Xúquer. La Ribera queda arrasada. El barro y la desolación lo toman todo. La catástrofe fue tal que el papa Juan Pablo II aterrizó en helicóptero en la muntanyeta de Sant Salvadorpara conoceroden primera mano una tragedia que marca un antes y después en la comarca.

En los últimos años destaca el fenómeno de la inmigración. Los municipios costeros como Cullera basan su economía en el turismo y el resto de localidades han superado sus raíces agrícolas con la industria, los servicios y la construcción. En Alzira destacan las fábricas de helados, harina, cartonajes, tintes, hilaturas, muebles y empresas de transportes, como Grupo Mazo, con 85 años de historia. Calatayud destaca que, a diferencia de otras comarcas, la Ribera mantiene su paisaje. «Pese a que ha habido una pérdida de rentabilidad del cultivo del cítrico, este no se ha cambiado. Y es que los agricultores se dedican al campo sólo a tiempo parcial. Sus principales ganancias proceden de otras ocupaciones pero tratan de mantener sus cultivos como actividad secundaria». El olor a azahar sigue así impregnando toda la comarca.

Fuente: http://www.lasprovincias.es/ – Beatriz Lledó

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