VIERNES SANTO, AYUNO Y ABSTINENCIA
Abr 10 2020

POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

El chocolate gijonés riquísimo LA PRIMITIVA INDIANA.
Testimonio de mis rollitos para hoy.

Antiguamente el Viernes Santo era el día más penitencial de toda la Semana Santa: silencio, Misa de Presantificados posterior a la lectura de la Pasión, Oraciones y Adoración de la Cruz; que en conjunto llamábamos «Los Oficios»); nada de bailes, diversiones y películas «mundanas» y AYUNO Y ABSTINENCIA para todos aquellos fieles que no gozaran de algún tipo de dispensa por razones de edad, enfermedad, trabajo, etc.

El AYUNO, como ya hemos explicado en otras ocasiones, consistía en hacer una sola comida al día (normalmente, la de medio día), si bien se toleraba un «refrigerio» al desayuno (café, chocolate, leche…) y otro a la cena (como «dos onzas», decía el Astete).

Un servidor está dispensado de todas esas penitencias por razones de edad, salud, trabajo intelectual y doméstico… Razones que, por otra parte, SÍ ME OBLIGAN a ciertas abstinencias y ayunos por prescripción médica (no grasas, no sal, no salazones ni embutidos, no azúcar, no leche entera, alimentación hipocalórica…). Es decir: UN DESASTRE.

Aún y así, y teniendo en cuenta que LO QUE MÁS NOS GUSTA ENGORDA O ES PECADO, pues hoy «cumplí con el ayuno eclesial» e incumplí «el terapéutico».

El desayuno (en Colunga decimos «el almuerzu») , que nada tiene que ver con el «cafetín negru con pingarates pa matar el gusanín» de la madrugada, tuvo un protagonista muy querido: UNA TAZA DE CHOCOLATE ESPESO Y AMARGO, como aquel tan añorado de cuando era rapaz y que ahora ya es difícil de encontrar. Para acompañar, «unes tostadines de pan con un «unte» de mantequilla y mermelada de fresas. Mi receta de tales tostadas es del siglo XVIII. Luego se la cuento.

¿Y eso no rompe el ayuno? Como leí en una Summa Theologiae Moralis (siglo XIX), «eos, qui hoz faciunt, non inquietandos».

Y para la comida del mediodía, por el aquel de la abstinencia, unos ROLLITOS DE PASTA BRICK Y RFELLENO DE MARISQUÍN (barato: gulas, mejillones y langostinos pequeños). De postre, FRESÓN DE PALOS (Huelva). Les diré que la pasta brick, muy similar a la filo, nada tienen que ver, aquella con los «paquetes de leche» (tetrabrick); y esta, con la tía Filomena que cocinaba muy bien el brazo de gitano, las empanadas de bonito y los rollitos de carne que llamaba «niños envueltos».

Se trata de una masa elaborada con harina de trigo, agua y sal, cocida y parcialmente desecada, que se lamina con un grosor finísimo. Se destina para preparaciones al horno, en fritura, a la plancha… con envolturas y rellenos muy diversos a modo de rollitos, empanadillas, tartas…

Pues aquí van mis recetas:

1.- TOSTADAS.- Cortarás unas rebanadas de buen pan, sécalas en parrillas, calienta la mantequilla, moja el pan en agua, escúrrelo, fríe las rebanadas y lquando las saques de la sartén las rociarás con polvo de azúcar y canela. Las servirás de la sartén al plato.

2.- ROLLITOS.- Compré un paquete de 8 láminas de pasta brick y las corté en dos mitades (16 láminas). Sobre cada laminita coloqué porciones de un relleno hecho con 16 colas de langostinos pequeño-medianos, 1 kg de mejillones (la carne, por supuesto) y una «cajuela» de gulas, todo ello en revuelto al ajillo (frío ajo muy picadín y en esa fritura rehogo los ingredientes citados).

Envolví el relleno con la pasta brick, a modo de canutillo, y horneé a unos 180º C hasta que los rollitos tomaron un suave color avellana.

3.- FRESÓN DE PALOS.- De Palos (Huelva), que en Asturias aún están los fresales floreciendo. Los fresones son de la familia de las fresas y «aceptan muy bien el cultivo intensivo».

No son como nuestras fresas de Candamo; pero, ¡bueno!, macerados durante unas horas con un ligero toque de vinagre y un posterior espolvoreo de azúcar… ¡Una delicia!

Por cierto, siempre que como fresas recuerdo un poeta nacido en Riberas de Pravia llamado EMILIO FERNÁNDEZ-CORUGEO ALONSO (1868-1935), que firmada sus obras con el seudónimo de FÉLIX DE MONTERREY. Es curioso que este personaje sea uno de los «grandes olvidados» de la Literatura Asturiana.

Ríanse con este breve poemilla de Félix de Monterrey, con protagonismo de fresas, `publicado en 1904:

«Por comer fresa, a Pepe Caramillo
saliole en la nariz un lobanillo;
y por comerla, a Albano
también en la nariz naciole un grano.
Si queréis comer fresa y ser felices
cortaros, pues, lectores, las narices.»

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