POR RAFAEL ÁLVAREZ RODRÍGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLACASTÍN (SEGOVIA).
La localidad vivió años de esplendor en el siglo XVI y las gentes que acudieron en busca de trabajo además trajeron sus canciones, costumbres y conocimientos.
El patrimonio inmaterial de Villacastín, como el de tantos pueblos castellanos, ha ido desvaneciéndose al paso del tiempo porque sus gentes emigraron o las personas ancianas fueron faltando. Villacastín, que vivió como Castilla años de esplendor en el siglo XVI a consecuencia de la riqueza producida por la lana de las ovejas merinas trashumantes, multiplicó su población con gentes procedentes de toda Castilla, de otros lugares de España como Sevilla y aun de Portugal. Estas personas que acudieron por el reclamo del trabajo, trajeron consigo sus tradiciones, sus canciones, costumbres y conocimientos.
Con una población que pudo pasar de las 4.000 personas, proliferaron las cofradías religiosas que han dejado algunas tradiciones. Así, aparece la Virgen del Carrascal, que tras la misa y la procesión con sus banderas y su musca de tambor y gaita proceden a sortear algunas ovejas, gallos, al objeto de obtener dinero para los gastos de la ermita. La cofradía de los Esclavos utiliza las velas en la procesión del Corpus Cristi y en la misa durante su fiesta y se reúne cada tercer domingo de mes para rezar en su ermita.
En relación con la música es preciso recurrir a Agapito Marazuela, quien para la elaboración del ‘Cancionero de Castilla la Vieja’ recuperó en Villacastín ‘El Canto a la cigüeña’ del Tío Doroteo, que se acompaña con el sonido acompasado de un almirez.
La jota es el baile tradicional y ha sido la Asociación Yerba Buena la que ha rescatado y puesto en valor esas danzas
De tiempo inmemorial vienen las rondas en las que los mozos llevaban la música a las mozas y con los instrumentos que tenían a mano cantaban jotas que se recopilaban de diferentes lugares de los alrededores. Ya en los años sesenta y posteriores del siglo, estudiantes y amigos del pueblo con bandurria, laúd y guitarra rondaban a amigas o pretendientas y les solicitaban de comer con la canción ‘Los pobres de Villacastín’.
Tamboril y dulzaina
El tamboril y la dulzaina ha sido recuperada desde hace unos años en Villacastín por el grupo formado por ‘Babito y sus muchachos’ que desde entonces realzan las fiestas.
La jota es el baile tradicional por excelencia acompañado por la dulzaina y el tamboril. En Villacastín y gracias a la asociación de baile Yerbabuena han rescatado y puesto en valor los bailes tradicionales.
Los toros, hoy tan denostados, tenían muy buenos seguidores en el pueblo y las corridas tenían lugar desde tiempo inmemorial, los encierros formaban parte de las fiestas desde hace muchos años. Todavía en los años sesenta del siglo pasado se hacía la plaza de toros utilizando los carros.
FUENTE: https://www.leonoticias.com/castillayleon/villacastin-retazos-historia-20210615113244-nt.html