POR LANDELINO FRANCO FERNÁNDEZ. (CRONISTA OFICIAL DE VILLAMONTÁN DE LA VALDUERNA (LEÓN).
El día pasado 21 de julio se celebró un acto cultural sobre el pueblo y los habitantes de Villamontán de la Valduerna en el siglo XVIII, según los datos del Catastro de Ensenada de 1752.
Ha sido posible al disponer del documento original que obra en el archivo de la Junta Vecinal, mérito de las Juntas que han precedido su historia y han cuidado sus archivos.
Presidió el acto Severiano Prieto, presidente de la Junta Vecinal, y lo abrió José Luis Cabero, presidente de la Asociación Cultural Argentiolum de Villamontán (Acavi), definiendo al conferenciante como serio, seguro y sincero, ante un salón de actos del Ayuntamiento que registró un lleno total con unos 200 asistentes de Villamontán y otros pueblos de la Valduerna.
Impartió la conferencia Don Martín Turrado Vidal, nacido en Quintana y Congosto, historiador, master en Documentación y Archivos, Cronista Oficial de Valdetorres del Jarama-Madrid y que, entre otras publicaciones, es autor de los libros La Policía en la Historia Contemporánea de España, La Vida alegre en Madrid, La Policía en Cuba, Policía y Delincuencia a finales del siglo XIX y La Policía en el banco de pruebas.
El Catastro de Ensenada es un largo y engorroso interrogatorio de 40 preguntas cuya finalidad fundamental fue asegurarlo todo con dos fines principales: uno, tratar de unificar el sistema impositivo del siglo XVIII, y dos, saber a ciencia cierta cuáles eran las posesiones de la monarquía en cada pueblo y ciudad.
El conferenciante sintetizó el tema en tres grandes apartados: habitantes del pueblo y calidad física de los terrenos y minifundios; riqueza general y particular; y el complicado tema de los impuestos. Dentro de la seriedad de los datos aportados, amenizó el acto con dudas sobre la sinceridad o encubrimientos de las respuestas tanto generales como particulares, la valoración a favor de la calidad de los terrenos, la ausencia de viñedos en la zona, el reducido número de árboles frutales y las penas vinales, así llamadas por pagarse con vino las multas. Siguió un animado coloquio, y terminó con un vino español.