POR ANTONIO HERRERA CASADO, CRONISTA OFICIAL DE LA PROVINCIA DE GUADALAJARA.
Recoleta y muy poblada, la villa de Villanueva de la Torre encierra una sencilla historia agrícola, y ve alzarse en el centro de su casco viejo, a orillas de un arroyejo, su iglesia parroquial dedicada a la Virgen María. Se trata de una construcción del siglo XVI en su primera mitad, situada en alto sobre el pueblo antiguo.
A mediodía se abre el atrio, formado de columnata de bien tallado sillar sobre corrido apoyo, con medallones lisos en las enjutas, y sencillos mensulones en las claves de cada uno de los seis arcos que le forman. Se cubre este atrio con artesonado de madera tallada con labor renacentista.
Una portada de escuetas líneas da paso al interior, de una sola nave y artesonado sencillo, de madera, con coro alto a los pies, no teniendo nada interesante en su interior. En el extremo noroccidental del templo se alza graciosa torre de fábrica de ladrillo, sillar y sillarejo que da nombre al pueblo. Uno de estos días, habrá que ir a verla.
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