POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Dentro de la programación de invierno a través de la Concejalía de Cultura y Técnico, ocupa desde hace varios años un lugar destacado la promoción de los belenes. Se anima a las instituciones y particulares a la realización de un Belén. Se convoca un Certamen, que reúne cada Navidad en torno de 10 a 20 belenes, aunque algunos declinan participar en concurso.
Debo recordar a Juan Fernández, villanovense, que en Baracaldo participó en una Asociación de Belenistas y que intentó trasmitir sus conocimientos. También a una joven Asociación de Belenistas locales que dieron su impulso y ayudaron, y que por diversos motivos de estudios, no continúan su labor de grupo.
Es Diego Jiménez el que tras recorrer las calles de la localidad visitar y charlar con los realizadores de los Belenes, el que escribe:
“Un año más paseamos por Villanueva, caminamos de Belén en Belén con nuestros vecinos, con un arte y tradición centenarios. Montar un Belén tiene en Villanueva del Arzobispo la Categoría de Arte, de convivencia, de charla agradable y de una ruta de Belenes que es todo un espectáculo para los Villanovenses y aquellos que nos visitan en estas entrañables fechas.
Han sido 11 los belenes a concurso en este 2019, 11 expresiones de navidad que guardan un proceso y montaje artesanal, donde es la mano y el tacto los que ponen sobre la tabla las piezas, los que le dan vida.
Queremos felicitar a todos los participantes que este año se han repartido el premio, no hay primeros, ni segundos, no es necesario, todos ganan, todos muestran a sus vecinos el arte y la manera de entender la navidad en un Belén, en el hogar…”
Desde hace unos días, gracias a la generosidad de sus autores, se pueden visitar los Belenes en un horario que facilita la asistencia de los interesados.
Recuerdos del ayer
Al regresar al país de la infancia aparecen con fuerza y firmeza la instalación de un belén en cada casa. Eran los hermanos mayores los que planificaban en un pasillo o pequeño rincón de la salita el lugar adecuado. Se abrían cuidadosamente las cajas, atadas con pequeñas cuerdas y se iban colocando sobre la mesa todas las figuras, revisándolas cuidadosamente por si había alguna rota. Tal vez nos encargaban la visita al carpintero amigo para que llenase una bolsa de serrín, y buscar algunos trozos de musgo para colocar sobre las montañas; la recolecta de las viejas chocolatinas de Nestlé para aprovechar su papel plateado. Quedábamos extasiados cuando iban tomando forma las montañas, ríos, castillo de Herodes, los pastores y reyes, especialmente las figuras del Niño en la cuna, San José y la Virgen y alguna luz que iluminase la cueva.
La familia y la escuela han sido los cooperadores para qué el Belén sea un motivo de unión de la familia.
En la escuela, cada clase realizaba su portal, se adornaba la clase y cristales con este motivo.
Llegaba el momento de convocar el certamen de postales navideñas para poner en el periódico escolar o ser el motivo de felicitación a las familias.
No podía faltar la representación Navideña, alguna obra de teatro corta relativa al nacimiento del Niño, la representación de la cueva y San José, la Virgen y el Niño, procurando el de una madre que había dado a luz recientemente.
Hace unos años es el Colegio SAFA, el que realiza un Portal Viviente con la hermandad, creatividad e ilusión de todos los participantes.
La iglesia realizaba un portal de Belén, de una gran extensión con los cientos de figuras, que primeramente era el sacristán el responsable de su instalación; posteriormente era un grupo de fieles o una persona, recuerdo a la maestra doña Pepita, que con su creatividad logró hacernos amar más esta tradición.
La asistencia a la Misa del Gallo, tras la cena de Nochebuena, y la asistencia de numerosos fieles ocupaban parte de la vida local
Pérdida en el recuerdo era la construcción de las zambombas, con “la pelleja” del cerdo, extendida y puesta a secar; el carrizo cortado por Los Mudos o Tomizo de las orillas del Guadalquivir; la zambomba era elemento singular de la Navidad.
Los hornos de la localidad olían a canela, limón, era incesante la visita de las vecinas que habían solicitado la utilización del horno para cocer los mantecados, y roscos. Eran valorados por su calidad los polvorones de Manolo “El Confitero”, en la actualidad algunos hornos, con una gran profesionalidad, realizan por encargo mazapán o polvorones. Las monjas dominicas de santa Ana, siguen elaborando en las viejas recetas medievales, los mantecados, roscos y polvorones.
En una historia más lejana en estos días navideños era la Cofradía de Animas la que ocupaba un lugar de privilegio: El Baile de Ánimas, el hermano vestido de “mojiganga”, que montado en un borrico pedía por la localidad: “la noche de la queda”, en que el alcalde entregaba su bastón al Presidente de la Cofradía para que mandase en la ciudad y en donde con “formas educadas” obtenían limosna o imponían alguna multa, destinada el dinero a la Cofradía. Un recuerdo para los dos últimos hermanos Francisco y Simón Nieto.
El ayer y el hoy, El Belén una actividad, una representación del Nacimiento del Niño, que no debe pasar a los recuerdos sino a la actualidad. Mi gratitud a todos los responsables de mantener vivas, viejas tradiciones.
(Fotos Ramón Reyes y Técnico de Cultura)