POR JOSÉ MARÍA FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Cuenta la historia que La Isla, en Colunga, fue en tiempos del emperador Augusto asentamiento de un destacamento romano englobado en la IV Legio Macedónica. Fruto de esa presencia invasora fue la introducción del culto a Mitra y, pasado el tiempo, su sustitución por la devoción mariana bajo la advocación de SANTA MARIA DE TONA (quizás en recuerdo de la vieja denominación de Jupiter Tonans), antiguo nombre que en la actualidad fue sustituido por SANTA MARIA DE LA VELILLA, nombre este que indica en cierto modo María es portadora de luz divina. La Iglesia, reciente restaurada, se ubica al lado mismo de la playa porque, según la tradición, la Virgen, en La Isla, «quiso ver el mar y sentir el murmullo de su oleaje». La Isla, en estos días, celebra festivamente a su Virgen de la Velilla. La foto, un poco oscura, corresponde a una acuarela de don Antonio Mendívil, extraordinario pintor asturiano, ya fallecido.