POR GABRIEL SEGURA HERRERO, CRONISTA OFICIAL DE ELDA (ALICANTE)
A escasos años de cumplirse el 500 aniversario de la constitución de la parroquia de Santa Ana, de Elda (1528-2028), ésta iglesia atesora una larga historia estrechamente vinculada a la propia historia de la villa y ciudad de Elda. Una parte de esa historia fueron las visitas de ilustres personajes que por ella pasaron y que a ella dedicaron honores, prebendas y privilegios.
Uno de éstas fue la visita del cardenal Despuig, hoy hace la friolera de 220 años.
Corría el año de 1804, reinaba en las Españas S.M. Carlos IV, y un domingo 12 de agosto estando de paso por Elda, camino de la Corte, Antonio Despuig y Dameto (Palma de Mallorca, 1745- Lucca, 1813), recientemente nombrado cardenal por el Papa Pío VII, visitó la iglesia parroquial de Elda.
El ahora cardenal Despuig había sido obispo de Orihuela (1791-1794) y desempeñado otros altos cargos de la administración civil y eclesiástica tanto española como vaticana. De amplia e ilustrada formación humanística, su trayectoria estuvo a mitad de camino entre Orihuela, Valencia, Sevilla, Palma de Mallorca, Madrid, Roma y París. Nombrado Patriarca Latino de Antioquía por el Papa Pío VI, fue elevado a la cardenalato en 1803 por el Papa Pío VII, al tiempo que arcipreste de la basílica de Santa María la Mayor, de Roma, y protector de varias órdenes religiosas italianas.
En 1804 regresó a España y en su viaje de ida a la Corte, pasó por Elda, villa dependiente del obispado de Orihuela del que había sido su primer pastor durante 3 años, como sucesor del ilustrado obispo José Tormo. Poco sabemos de aquella visita, pero imaginamos oficiaría la Santa Misa dominical, y aprovechando la visita, bien de «motu propio» o a sugerencia del cura párroco concedió 100 días de indulgencia a todos aquellos fieles que, durante ese periodo fueran a confesar, asistieran a misa y comulgaran en la iglesia de Santa Ana.