POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA (ALICANTE)
Con motivo de la XXIV edición del Certamen Juvenil de Habaneras, visitó Torrevieja el embajador de Cuba en España, Gustavo Machín, ofreciendo una conferencia en la Sociedad Cultural Casino sobre Cuba y el contexto político internacional, invitándome a recordar la visita que realizó a nuestra ciudad, en agosto de 1955, su canciller homónimo Antonio Iraizoz Villar.
A últimas horas de la tarde del sábado 6 de agosto de 1955, llegó por carretera el embajador de Cuba, acompañado de su esposa, para asistir a los actos de inauguración del primer Certamen Nacional de Habaneras. A la puerta del hotel donde se hospedó esperaban Diego Ramírez Pastor, Arturo Gómez Torregrosa, alcalde de la ciudad; Manuel Tarín Sala, presidente de la Comisión Oficial de Fiestas; junto a otras autoridades y jerarquías.
Concepción Soria, esposa del alcalde, ofreció a la señora del embajador un ramo de flores, que fue acogida con grandes muestras de simpatía por todas las personas que ocupaban las aceras y la explanada del hotel. El presidente de la Diputación procedió a izar la bandera de Cuba, mientras se interpretaba el himno nacional de aquel país y a continuación el embajador izó la bandera española.
Al día siguiente, a las doce del mediodía, en el salón principal de la Sociedad Cultural Casino, fue inaugurada una exposición ‘La Habana y el I Certamen de Habaneras’, haciendo uso de la palabra el presidente del Casino, Ramón Gallud, que le dio la bienvenida; el embajador agradeció las frases que para Cuba y hacia él habían tenido.
Habló con gran emoción de su patria y de las habaneras, siendo interrumpido por cerradas ovaciones en distintos pasajes. Iraizoz Villar declaró abierta la exposición compuesta de tres secciones: ‘La Habana antigua’, integrada por gráficos de la época antigua en la que nació la habanera que tanto se cantó por sus calles, introduciéndose en los salones parangonándose con los rigodones y lanceros en los más encopetados bailes; ‘La Habana contemporánea’ con sus realidades arquitectónicas que la situaban entre una de las capitales más modernas y acogedoras de América; y por último ‘Recuerdos torrevejenses de la Perla de las Antillas’, formada por maquetas y retratos de barcos que saliendo de la rada torrevejense surcaban el atlántico manteniendo un continuo comercio con Cuba, sosteniendo una espiritual y cultural.
Entre los objetos expuestos se hallaban: bastones de carey, cajas de maderas exóticas, sables y otros objetos comprados en Cuba por los torrevejenses de finales del siglo XIX y principios del XX. Recuerdos de amistades que se contrajeron, muestras de agradecimiento a favores hechos y, tal vez, “arras” de amores en los que por la distancia y apego a la tierra natal se dejaron incumplidas promesas hechas en una noche cálida y embrujada por el son de una habanera.
El embajador, las autoridades y personalidades recorrieron a continuación el lugar donde se celebraría el certamen y posteriormente en la terraza del Casino fue servido un refresco a los invitados.
Por la noche, en el paseo llamado entonces de José Antonio –hoy de Vista Alegre-, se procedió a la inauguración del I Certamen de Habaneras, lucía una espléndida iluminación, adornado con bandereas y gallardetes, procediéndose a su inauguración.
La presidencia fue ocupada por el embajador de Cuba; la esposa de Juan Aparicio, director general de prensa, Carmen Jalón; y el alcalde, Arturo Gómez, entre otras autoridades. A la llegada del embajador, la banda de la Unión Musical Torrevejense interpretó el himno nacional cubano, al final del cual el alcalde vitoreó a Cuba e Iraizoz dio un ¡Viva a España!, sonando a continuación el himno español.
El embajador de Cuba dirigió a los asistentes un discurso haciendo un parangón de lo que fue la habanera, manifestando al pueblo español su gratitud por este acto, diciendo que las dos naciones irían siempre unidas con muchos lazos de amistad. Iraizoz hizo una bella descripción de lo que la habanera, y especialmente la habanera “Tú”, obligada en aquel primer certamen, representaba en el espíritu cubano, terminando con encendidos vivas a Cuba.
Durante su estancia visitó detenidamente las salinas, siendo obsequiado con diversas muestras de artesanía. El entonces joven compositor Ricardo Lafuente le hizo entrega de un ejemplar de su habanera “Torrevieja”.
Iraizoz Villar reiteró su satisfacción por la celebración del certamen y por el cariño que Torrevieja profesaba a Cuba. Desaparecida ya en esos tiempos la navegación a vela, que antaño unió a Torrevieja y su país, creyó Iraizoz preciso buscar el turismo como otro lazo de unión, prometiendo fomentar que vinieran coros cubanos a conocer este lugar de la costa alicantina.
Después de celebrado el I Certamen de Habaneras, el embajador de Cuba escribió un detallado artículo dedicado a Torrevieja, que fue publicado en el diario ‘El Mundo’ de La Habana, el día 21 de agosto de 1955, contando los encantos de aquella Torrevieja y lo bien atendido que fue en el entonces llamado ‘Espejo del Mediterráneo’.
Reseñar que Antonio Iraizoz fue un estacado escritor cubano. Durante la dictadura de Batista fue Embajador de Cuba en España (1952-1957) y en Venezuela (1957-1959); en 1969, pasó a presidir la Academia Cubana de la Lengua, cargo que mantuvo hasta su muerte acaecida en 1976.
Recibió varias condecoraciones, entre otras: la ‘Orden Caballero de la Corona’ (Italia), ‘Gran Cruz del Cristo’ (Portugal), ‘Oficial de la Orden de Balboa’ (Panamá), ‘Orden José Rizal’ (Filipinas),’Gran Cruz de Isabel la Católica (España)’, la ‘Gran Cruz de la Cruz Roja Cubana’, la ‘Gran Cruz de la Orden Carlos Manuel de Céspedes’ y la ‘Gran Cruz del Mérito Industrial’ de Cuba.
Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 28 de abril de 2018