POR ALFONSO ROVIRA MARÍN, CRONISTA OFICIAL DE ALZIRA.(VALENCIA)
Nuestro compañero cronista de Alzira, Aureliano Lairón, acompañado de alrededor de 40 alcireños, han girado visita a las ruinas de lo que fue convento de monjes jerónimos, fundado en 1401. La visita guiada por él mismo, se llevó a cabo en la espléndida mañana del sábado 2 de abril, comenzando el recorrido en la puerta de entrada al “territorio” murteño, iniciando el recorrido distante de un kilómetro hasta llegar lo que fue el cenobio de los monjes, deteniéndose en algunos momentos en tramo, comentando interesantes historias, y, en la senda que conduce al antiguo “nevero”, que visitaron. En la continuación hicieron un alto al llegar al puente que salva en barranco para llegar a las ruinas monásticas. Este puente lleva el nombre de Felipe II, porque el monasterio fue visitado por el monarca y sus dos hijos, en el año 1568. Tras atravesarlo, los visitantes y el documentado guía, se detuvieron en la puerta que fue la entrada a la iglesia del convento, siguiendo para contemplar la capilla dedicada a la Virgen de la Murta y los jardines de la casa solariega donde moraron los distintos propietarios que lo fueron desde la desamortización del ministro Juan Álvarez de Mendizábal, en 1835. A continuación contemplaron las ruinas lo que fue el claustro del convento y, finalmente, teniendo de fondo lo que fue el convento, la “torre de las palomas” y las dos balsas del agua aprovechada por los moradores del cenobio, que desciende canalizada desde su nacimiento en lo alto de la montaña, se tomó la foto “familiar” que acompañamos en esta crónica.
Según el libro publicado en 1773 por el padre Juan Bautista Morera, “Historia del Monasterio de la Murta”, donde se acredita que el Valle de la Murta o “Valle de Milagros” , es el de mayor admiración la peregrina imagen de María Santísima, fuente y manantial de maravillas y con razón llamada “milagro” de “milagros”, por ser el mayor en Valle de tantos portentos.
Las posibilidades que ofrece la Murta a los visitantes, especialmente a ios amantes de la naturaleza, son diversas, ya que además de contemplar las ruinas del antiguo convento, pueden practicar senderismo y ascender a diferentes cumbres -el “cavall Bernat”, “Cruz del Cardenal”, ”Paso del pobre”-…o simplemente disfrutar de un paseo entre la entrada a la finca y las balsas de agua que abastecían al monasterio, o el bosque mediterráneo que varía su paisaje en función de la época del año.
¡Una excursión a repetir! Gracias Aureliano, en nombre de los participantes.
FUENTE: CRONISTA