¡VIVA LA GUARDIA CIVIL! • ESTE AÑO CELEBRA SU 175 ANIVERSARIO, CUMPLIENDO ENTRE OTRAS, FUNCIONES DE SEGURIDAD CIUDADANA Y ORDEN PÚBLICO
Oct 13 2019

POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

Torrevieja, años cuarenta del pasado siglo. Guardia Civil y otras autoridades militares, civiles y religiosas, en el acto de entrega de un donativo a una familia necesitada. / Colección de Fco. Sala

La Guardia Civil fue creada el 28 de marzo de 1844 mediante Real Decreto,y reformada el 13 de mayo de 1844 por Francisco Javier Girón y Ezpeleta, II duque de Ahumada, siendo su primer director general. Por ello, este año celebra su 175 aniversario, cumpliendo entre otras, funciones de seguridad ciudadana y orden público. Es por lo que, aprovechando que estamos celebrando la festividad de su patrona, la Virgen del Pilar, aprovechamos para hacer un somero recorrido de algunos hechos protagonizados por este benemérito cuerpo.

Tenemos reciente en la mente para recordar cómo con la última gota fría en el túnel de la AP-7 a la altura de Pilar de la Horadada quedaron atrapados varios vehículos con sus conductores siendo rescatados con barcas y motos acuáticas de la Guardia Civil y Bomberos. Y es que la Benemérita procura ser siempre un pronóstico feliz para el afligido…, sin distinción de especies; y así, dos agentes se jugaron la vida para llegar hasta un perro que se había quedado aislado y al que amenazaba la crecida del río Cáñoles, en Canals (Valencia).

Y con el acento aún más histórico de esta columna, hoy haré recordatorios de otras «hazañas ciudadanas» realizadas por el benemérito cuerpo. Comenzamos en enero de 1861, cuando la guardia civil del puesto de Torrevieja prestó un servicio evitando el asesinato de Antonio Parres, alcalde de Benijófar. Los que trataron de cometer el crimen, seguramente por motivos políticos, fueron presos y puestos a disposición de los tribunales. Por aquellos años también era muy frecuente la aprehensión por la benemérita de algunos prófugos que, procedentes de Orán, desembarcaban en Torrevieja.

Fue la Guardia Civil la que descubrió en Torrevieja a una niña de corta edad que estaba horriblemente maltratada. En la noche del 8 de noviembre de 1861, tuvo confidencialmente noticia el cabo jefe de la guardia civil del puesto, Bernardo Roldan Franco, de que una casa había una niña procedente de los establecimientos de beneficencia, sobre la que estaban ejerciendo incalificables iniquidades, teniéndola amarrada por espacio de tres días, privada de alimento y sufriendo atroces martirios, con el diabólico objeto de hacerla perecer entre tormentos.

Sin perder un momento y puesto de acuerdo con la autoridad, se presentó, acompañado del guardia Pedro Antón Alenda, en la casa indicada, y, no obstante haberse negado allí el hecho, diciéndole a los guardias que la niña que allí habitaba se había ido a Orihuela hacía mucho tiempo, procedió la guardia civil a practicar un reconocimiento; encontrando en una estrecha y lóbrega habitación de la casa a la pobre niña fuertemente atada, y en la situación que vamos a referir transcribiendo las mismas palabras del parte oficial dado a la autoridad superior civil de la provincia, por el jefe del benemérito cuerpo: «Andrajosamente vestida. Palidez general, gran demacración y piel sucia. Pulso débil y bastante frecuente. Estado febril, sensación de dolor en el epigastrio, sed y apetito. Un cerco lívido alrededor de los ojos. Una costra sanguinolenta sobre el párpado derecho. Una rasgadura como de una pulgada en la oreja izquierda. La cara cubierta de sangre. Una inflamación en estado de supuración en la mano izquierda. Una costra húmeda de una pulgada de extensión en cada uno de los codos. Una igual en la espalda, con infinitos cardenales y cicatrices recientes. Cicatrices del tamaño de medio duro en las caderas, espinazo y lados del tronco, y por último, costras húmedas en las piernas y pies».

Como veis en tan horrible relato, la pobre niña sufrió un martirio completo. El celoso y noble cabo de la Guardia Civil trasladó inmediatamente a su misma cama a la inocente criatura, que representaba tener unos siete años, y a fuerza de cordiales, alimentos y cariñosos cuidados, consiguió reanimarla, con increíble satisfacción de todo el vecindario de Torrevieja, que, profundamente afectado, acudió en tropel a contemplar y consolar a la inocente víctima de tan incalificable barbarie. Teresa Cánovas Andreu, a cuyo cargo estaba la niña, y Presentación María Cánovas, fueron conducidas a prisión y puestas a disposición del juez.

El 28 de noviembre de 1889, se produjo un voraz incendio en la calle La Paz, en casa de Francisco Aniorte, el Cuco, un pobre anciano que no poseía más bien ni fortuna y que hubiera tenido fatales consecuencias al no haber desplegado una actividad digna de mayor elogio todos los que en aquellos momentos acudieron al lugar del siniestro. Digna de admiración fue la heroicidad desplegada por el comandante de carabineros y los señores Cáceres y Santos, tenientes del mismo cuerpo, el juez municipal, el secretario de Sanidad Marítima, José Inglada, una pareja del benemérito cuerpo de la Guardia Civil y un individuo del cuerpo de municipales, gracias a los cuales se pudo contener el incendio.

En el mes de julio de 1925, se fugó del Santo Hospital de Torrevieja la demente Carmen Rodríguez Parres, siendo hallada por la Guardia Civil en el interior de un pozo de 15 metros de profundidad, extrayéndola con vida.

Estos pocos e insignificantes ejemplos, de los muchos que se pueden relatar, reflejan el carácter benefactor de la Guardia Civil y que forma parte de su naturaleza desde su creación hace ahora 175 años. En cada naufragio, incendio, inundación, terremoto, epidemia o calamidad pública ocurridos, se ha podido contar con el socorro y la ayuda de la Guardia Civil.

Fuente: https://www.diarioinformacion.com/

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