POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Era una mujer mayor, que vivía en «Las Lomas». Esta mujer, que vestida con harapos, tenía fama de ser «casamentera». A ella acudían los jóvenes veinteañeros qué, estando enamorados, le pedían consejos para que su amor perdurase durante toda la vida.
En aquella época (entre 1938 y 1948), de grandes preocupaciones, por el incierto devenir de las circunstancias, una pareja de enamorados, le pidieron que hiciera un conjuro, con el fin de que pudieran seguir juntos y enamorados toda la vida.
La hechicera les dijo que se sentaran y, sin más dilación, les hizo una indicación: Tu, mujer, coge una paloma y me la traes y, tu mozuelo, tráeme un palomo. Ambos, macho y hembra, os van a indicar el camino a seguir, con su ejemplo.
Ahora, ambos viven en libertad; vuelan sin ataduras, sin ninguna atadura y, cuando lo necesitan, se acurrucan y aparean juntos: se sienten libres y felices.
Como experiencia, -dijo la casamentera- os voy a dar una explicación a esa situación y, de ella, debéis sacar la siguiente conclusión: “Atadle las patas, para que estén siempre juntos y, a continuación, echadles a volar. Como han perdido la libertad, al estar apresados, la emprenden a picotazos el uno contra el otro y se destrozan entre sí. Porque se sienten prisioneros el uno del otro; lo que supone el principio del fin de su relación.
La hechicera, alumbrada por un candil que tenía en su cueva, miró a los dos jóvenes enamorados con fijeza y, tras meditar un poco, les hizo la siguiente reflexión: “en la vida, es maravilloso caminar juntos; de la mano con quién queremos para compartir aventuras y desventuras. Sin embargo, recordad lo que le ocurrió a los palomos: acabaron destruyéndose entre ellos”.
Por tal motivo, los jóvenes, si se atan el uno al otro, aunque sea por amor, más tarde o más temprano acabarán destruyéndose. por estar atados de pies y manos y no ser libres para hacer lo que quieren hacer. Conjurad conmigo: «Si queréis que perdure el amor entre vosotros; vuelen juntos….pero jamás atrapados».