POR MARÍA DEL CARMEN CALDERÓN BERROCAL, CRONISTA OFICIAL DE CABEZA LA VACA (BADAJOZ)
En 1936, el rey Eduardo VIII del Reino Unido tomó una decisión que cambiaría el curso de la monarquía británica: abdicó al trono para casarse con la mujer que amaba, Wallis Simpson. Este evento no solo alteró el futuro de la corona, permitiendo que Isabel II llegara a ser reina, sino que también capturó la atención mundial, generando rumores y controversias en torno a Wallis.
Los Primeros Años de Wallis Simpson
Bessie Wallis Warfield, nacida en 1896 en los Estados Unidos, provenía de una familia que, aunque de buena cuna, vivía en circunstancias económicas difíciles. Su padre, quien falleció cuando Wallis tenía solo cinco meses, dejó a la familia en una situación de «noble pobreza». A pesar de esto, su madre mantenía las apariencias sociales, organizando banquetes extravagantes que superaban sus medios. Wallis fue educada en la prestigiosa escuela Oldfields, en Maryland, gracias al apoyo económico de su tío, Solomon Davies Warfield. Allí, destacó entre sus compañeras por su inteligencia y carisma, adoptando el nombre de Wallis en lugar de Bessie, que consideraba demasiado modesto.
Primeros Matrimonios y Vida en Londres
El primer matrimonio de Wallis, a los 20 años, fue con un piloto que resultó ser un alcohólico. A pesar de sus esfuerzos por salvar la relación, que incluyó episodios de maltrato, el matrimonio finalmente terminó en divorcio después de cinco años.
Posteriormente, Wallis se casó con Ernest Simpson, un empresario británico y se mudó a Londres, donde fue presentada en la alta sociedad. Fue en este entorno donde conoció al príncipe de Gales, el futuro Eduardo VIII, a través de una amiga en común, lady Furness, quien también tenía una relación cercana con el príncipe.
La Relación con Eduardo VIII
Eduardo, conocido por sus siete nombres pero llamado David por su familia, era un hombre carismático y muy popular. A pesar de estar preparado desde su niñez para asumir el trono, Eduardo evitaba la formalidad del mundo político, dedicando su tiempo libre a la jardinería y disfrutando de la compañía de quienes consideraba amigos. La relación entre Wallis y Eduardo evolucionó rápidamente de una amistad a un amor apasionado, lo que no pasó desapercibido en los círculos sociales ni en la prensa.
Eduardo estaba profundamente enamorado de Wallis, a tal punto que realizaba gestos como pintarle las uñas o atarle los zapatos, sin importar la presencia de los sirvientes. Su devoción por ella era evidente en las cartas que le escribía, llenas de afecto y sumisión, contrastando con las respuestas de Wallis, que eran más inteligentes y protectoras. Este vínculo se asemejaba más a una relación materno-filial que a la tradicional relación de pareja.
La Abdicación
Cuando Wallis solicitó el divorcio de Ernest Simpson, la noticia provocó una crisis en el gobierno británico, pues estaba claro que Eduardo tenía la intención de casarse con ella. Sin embargo, como jefe de la Iglesia Anglicana, Eduardo no podía casarse con una mujer divorciada dos veces sin generar un conflicto constitucional.
A pesar de los intentos del primer ministro Stanley Baldwin de persuadir al rey para que terminara la relación, Eduardo se negó, afirmando que no podía gobernar sin la mujer que amaba a su lado.
Finalmente, el 11 de diciembre de 1936, Eduardo VIII se convirtió en el primer monarca británico en abdicar voluntariamente en más de 800 años. En su declaración, expresó que no podía cumplir con sus deberes como rey sin el apoyo de Wallis. Su hermano, Jorge VI, asumió el trono y Eduardo recibió el título de duque de Windsor. Tras la abdicación, Eduardo y Wallis se casaron en Francia en 1937.
Vida Después de la Abdicación
Durante la Segunda Guerra Mundial, Eduardo fue nombrado gobernador de las Bahamas y la pareja vivió en París después de 1945. A pesar de estar alejados de la vida pública, su historia continuó siendo de gran interés. Sus cartas, joyas y pertenencias personales se convirtieron en objetos de valor tras su muerte.
Eduardo murió en 1972, sin haber reconciliado completamente con su familia y Wallis le sobrevivió hasta 1986. Ambos fueron enterrados juntos en la tumba real en Frogmore, cerca del Castillo de Windsor.
Legado y Representaciones Culturales
La historia de amor entre Eduardo y Wallis ha sido objeto de numerosos estudios y representaciones culturales, incluyendo la película «El romance del siglo» dirigida por Madonna en 2011. Este relato sigue siendo un testimonio poderoso de cómo el amor personal puede influir en el curso de la historia.
FUENTE: https://auladehistoriamccb.blogspot.com/2024/08/wallis-simpson.html#google_vignette