REFIERE EL CRONISTA OFICIAL, AGUSTÍ VENTURA, EN SU LIBRO ‘LA CATEDRALITAT DE XÀTIVA’ LA INICIATIVA DEL GREMIO DE LA SEDA DE XÀTIVA, QUE INCLUSO EN EL SIGLO XIX PIDIÓ AL AYUNTAMIENTO, TRAS LA DESAMORTIZACIÓN, EL ANTIGUO EDIFICIO DEL CONVENTO DE LOS TRINITARIOS
Hace pocos días se ha celebrado en Valencia un encuentro de numerosos representantes internacionales, con la participación de la UNESCO, en torno al proyecto multicultural de la Ruta de la Seda. La ciudad de Valencia, con su magnífica Lonja gótica, Patrimonio de la Humanidad, y la joya recientemente rehabilitada del Colegio del Arte Mayor de la Seda se ha postulado como ciudad de la Seda 2016 dentro de esta ruta de ciudades que va desde el lejano oriente hasta Europa.
Algunas ciudades de la Comunitat Valenciana que tienen cierto patrimonio histórico y cultural en relación con el cultivo, industria y arte de la seda, que alcanzó su máximo auge en las tierras centrales del antiguo Reino de Valencia en el siglo XVIII, ya han mostrado su interés por esta iniciativa y se están moviendo en colaboración con la ciudad de Valencia y el Centro UNESCO Valencia Mediterráneo para participar en la Ruta.
Y una vez más la ciudad de Xàtiva está ausente en un proyecto importante de gran trascendencia mediática, cultural y turística para el que reúne bastantes requisitos teniendo un interesante potencial de participación.
La que fuera segunda ciudad del Reino, tiene una destacada tradición agrícola, en la que el cultivo de la seda tuvo un protagonismo especial y en el que la milenaria arquitectura del agua y sus fuentes tuvieron bastante que ver. Todavía se pueden ver en el barrio de San Pedro las casas de labradores en las que en su parte superior, los porches o andanas con pequeñas ventanas al exterior, se criaban gusanos de seda. La histórica y monumental Xàtiva albergó seis conventos medievales y cinco más en la época Moderna, y en los femeninos, de sus talleres de bordado de artesanía textil salieron excelentes piezas, algunas en seda, con bellos ejemplos que todavía se pueden admirar en museos de la ciudad, pese a la gran y bárbara destrucción de patrimonio religioso de 1936.
Refiere el cronista oficial de Xàtiva, Agustí Ventura, en su libro La Catedralitat de Xàtiva la iniciativa del Gremio de la Seda de Xàtiva, que incluso en el siglo XIX pidió al ayuntamiento, tras la desamortización, el antiguo edificio del convento de los Trinitarios. El informe de los Síndicos describía el comercio de la Seda como «¿uno de los ramos que más atraen la concurrencia y estímulo de otros?» y se pedía a «¿la Ilustre Corporación tratase de establecer una lonja en ésta (ciudad) para que al menos pudiesen sus vecinos contar con mayores ventajas y hacerla prosperar?» Mencionaba también a los «¿atareados labradores cosecheros de sedas de esta fértil vega…donde abunda igualmente la cosecha del fruto precioso referido?» Aprobó el ayuntamiento una moción proponiendo el antiguo convento de los Trinitarios de la ciudad para Lonja de la Seda, con el objetivo de captar la producción de los cercanos valles de Albaida, Cárcer y la Canal de Navarrés, lo que aumentaría el concurso de sedas en Xàtiva con elevados beneficios, pero elevada la instancia al Director General de Amortización, con informe favorable de la Diputación Provincial, el visto bueno, como en tantas ocasiones, nunca llegó.
La oferta histórica, monumental y cultural de Xàtiva tiene atractivo y razones de peso para incorporarse en la Comunitat Valenciana, de la mano de la ciudad de Valencia, a la Ruta de la Seda, pero para ello ha de abandonar, de una vez por todas, la dinámica mediocre de estancamiento y letargo en la que ha estado sumida durante años. Urge recuperar el tiempo perdido y moverse adecuadamente, desde una continua y persistente iniciativa de los gobernantes y gestores municipales turísticos, participando y buscando proyectos referentes y de dimensión para los que Xàtiva está, por su rica historia y valioso patrimonio, a la altura de los mejores, algo que lamentablemente parece que no se está sabiendo hacer o no se está incentivando? y es una pena.
Fuente: http://www.levante-emv.com/ – Antonio Martín Llinares