POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ).
La calle Derecha, por la que tantos cortejos han pasado a lo largo de la historia de la villa de Lobón, tendría que acoger hoy la comitiva que acompañaría con exclamaciones de alegría al que llega y trae tantas esperanzas. Son dos años que el coronavirus lo impide. Así que apenas se verán palmas y olivos en la mañana del Domingo de Ramos que traen para muchos un revoltijo de recuerdos, por el que circulan los estrenos de este día en los pasillos de la memoria, en el que Dios regresa para ser un temblor de ramas y hosannas de alegrías, por las impaciencias que van y vienen del sueño a la espera.
La pasión y sus personajes. La pasión y sus actores. Los diálogos y contra diálogos, las réplicas y contra réplicas. Un drama en el que los acusadores consiguieron lograr su propósito: clavarlo en la cruz. Una representación en la que todos, absolutamente todos nos vemos reflejados de alguna manera en uno u otro papel. Personajes de la Pasión que a fin de cuentas principia con un traidor, con un amigo desleal; acabando el personaje, cuerda en mano, en busca de una higuera para colgarse. Una obra en la que el condenado dio el silencio por respuesta. Sólo una palabra: la Verdad.
Vuelve la Pasión, llega, está aquí, fijémonos bien. Porque en estos días se representarán otras Pasiones: la de los indiferentes, la de los hospitales, los pobres, las catástrofes, la de los dramas familiares, los perseguidos, abandonados, los que nadan tienen ni poseen. Los marginados. ¿Cuánto queda por mitigar, aliviar y aplacar? Pasión de Cristo, confórtanos.