… Y BERENJENAS CON QUESO
Mar 09 2019

POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Berenjenas.
Cachopinos.

Siendo yo uno de los asistentes a unas conferencias sobre cata de vinos, el conferenciante, en un alarde de cultura, nos explicó que en la Corte siempre había un experto encargado de probar los vinos que se servían a los Reyes y que a tal persona, normalmente oculto tras un cortinaje, se le denominaba «SUMILLER DE CORTINA».

Ante el gesto de extrañeza que hice, el moderador del acto me «interpeló» con un «puntín de sorna y censura»: «Usted no está de acuerdo, ¿verdad?».

Pues no, respondí.

Y lo explico.

En Palacio, los Reyes accedían a la Iglesia regia (templo), lugar público o semipúblico de culto, directamente desde sus estancias y participaban de misas y rezos en un pequeño oratorio comunicado con el presbiterio mediante un ventanal cerrado con cortinajes.

El SUMILLER (palabra francesa con significado de «encargado de…») DE CORTINA era el Oficial mayor responsable de abrir y cerrar la cortina a la llegada y salida de los monarcas, así como de tener a su disposición libros de rezos y misales. También podía bendecir la mesa si no había capellán en ese momento.

Y para más «inri» añadí:

Precisamente un SUMILLER DE CORTINA del rey Felipe IV, muy amigo del pintor Pacheco y del entonces conde de Osuna, fue uno de los que recomendó a Velázquez como pintor de la Casa Real. Este SUMILLER DE CORTINA era hermano del poeta satírico andaluz BALTASAR DEL ALCÁZAR (1530-1606), contable-administrador que fue del conde Gelves, título concedido por Carlos I a don Jorge Alberto de Portugal y Melo y actualmente incorporado a la casa ducal de Alba de Tormes.

Seguro que ustedes han leído algunas de sus poesías como «La cena jocosa» y recordarán versos tan simpáticos como los que se leen en aquella estrofa que dice:

«Tres cosas me tienen preso
de amores, el corazón:
la bella Inés, el jamón
y BERENJENAS CON QUESO…»

Ni qué decir tiene que ni el ponente ni el moderador me volvieron a dirigir la palabra. Tenían razón, fui un pedante pero quedé muy a gusto.

Berenjenas, queso y jamón. Una trilogía cuya conjunción de sabores es una maravilla. La berenjena, de origen asiático, llegó a España a través de la cultura árabe y el queso es alimento ya conocido desde tiempos antiquísimos o «antigüísimos», como dice un amigo mío. El jamón es repudiado en algunas culturas y admirado en otras, y como muchos somos de esta última opinión… pues eso: a seguir el poema de don Baltasar, hermano de un SUMILLER DE CORTINA del Rey Felipe IV.

Yo, ayer, preparé unos»cachopinos» de berenjena, queso y jamón. Seguí este procedimiento.

Corté longitudinalmente «láminas de berenjena», de poco grosor, y las pasé a la plancha. Sobre una de ellas dispuse una loncha de jamón y otra de queso, cerrando con otra lámina. Rebocé en harina y huevo batido y freí en aceite moderadamente caliente.

Ofrecí estos «cachopinos berenjeniles» complementados con pequeños trozos de pollo fritos al ajillo.

Puedo asegurarles que según mi «leal saber y entender» estaba todo riquísimo.

Ustedes me darán su opinión.

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