POR ALBERTO GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE BADAJOZ
La columna anterior exponía los buenos resultados de organización, gestión, asistencia y ventas de la Feria del Libro de Badajoz sin que por fortuna acaecieran incidencias sanitarias. Lo que hace que todo el mundo: organizadores, que la culminaron felizmente; editores y libreros, que vendieron mucho; quiosqueros, que también; autores, que firmaron a gusto y se vieron ensalzados en las fotografías; compradores, que encontraron amplia oferta y atractivos descuentos, y cuantos participaron en ella, estén muy satisfechos. Hasta el buen tiempo acompañó.
Comentadas fueron las ausencias entre las que, aparte la presidencial de mayor alcance, se hizo notar la de los niños de los colegios que dan color al acontecimiento al tiempo que se inician en el universo del libro y la lectura.
Y también el conjunto de las librerías presentes y ausentes. Respecto a las primeras para destacar el esfuerzo de las noveles y la compañía de las tradicionales de siempre: las familiares Padre Rafael, Martínez, Editamás o Tusitala. Y entre las segundas, las veteranas que por diversas causas este año no abrieron caseta: Colón, El Corte Inglés o Asterix, entre otras.
Y como decía Machado rotundamente de Sevilla: Universitas. La señera casa madre de la librería en Extremadura que durante tantos años fue referente bibliográfico insoslayable por su labor divulgadora y su apoyo e impulso a los temas y autores de la tierra. Un verdadero santuario del libro que pese a ser el más amplio de la región tenía las hechuras y el regusto de lo próximo; de lo propio; de lo tratado con mimo artesanal.
En esta feria fue sustituida por la nueva Casa del Libro en que Universitas se transformó en diciembre de 2019 con idea de mantener su mismo espíritu. La conocida empresa de ámbito nacional cuya voluntad al instalarse en Badajoz, además de la mercantil era: «El firme propósito de continuar con el espíritu librero y cercano, manteniendo su amplia oferta cultural… con el objetivo de reforzarse como referente cultural de la ciudad», según afirma la web 48horas Magacine. (Consulta 30.IX.2020)
Propósito y objetivo que pasado casi un año no se han cumplido del todo como evidencia el hecho de que, de sus cerca de mil estanterías, al libro extremeño se dedican solo diez, apartadas en un rincón de difícil acceso al final de una escalera, junto a unas pequeñas secciones de deportes y libros infantiles, nutridas por restos sueltos de ediciones viejas que dejó Universitas. En resumen: no hay sección extremeña. Lo que denota escasa atención, a los temas, obras y autores de casa. De ahí que, ante sus propósitos iniciales, quepa preguntar a la Casa del Libro: ¿Y de lo nuestro, qué?
Y se eche tanto de menos a Universitas, pues con el cambio, los interesados por los temas y autores propios han salido perdiendo. Menos mal que quedan otras buenas librerías locales que sí cultivan la tierra.
Fuente: https://www.hoy.es/