POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA

La primera noticia de la recuperación de las joyas robadas a la Patrona de Murcia la conocieron los murcianos en estas mismas páginas, pero desde ayer pueden admirarse las piezas -un pectoral con esmeraldas del siglo XVIII y un collar de aguamarinas- en la exposición por el 90º aniversario de la Coronación de la Morenica, en el Museo de la Catedral. Las joyas fueron recuperadas el año pasado por la Guardia Civil. Habían estado perdidas durante cuatro décadas.

Junto a estas piezas robadas se exhiben enseres y bienes históricos de la Patrona, como la corona de oro y plata de la Virgen y del Niño, trajes del Niño de los siglos XVIII y XIX o el manto que le regaló la Reina Isabel II durante su visita a Murcia y el que donó la ciudad de Valencia, uno de los más ricos.

Sin embargo, el paradero de los ternos (túnicas de la Virgen y el Niño y manto de la Patrona) es, para la inmensa mayoría de los murcianos, un misterio absoluto. Desde siempre, tanto los atuendos que viste la imagen como el ajuar de joyas y otros regalos han permanecido en poder de sus camareras. La última de ellas, Pilar de la Cierva, disfrutó de este honor desde que muriera su abuela, María Codorniú, el 2 de abril de 1963. A Pilar, que incrementó los fondos del ajuar, la sucedió su primogénita, María Artiñano, hasta ese momento poco relacionada con las tareas de vestir a la Patrona.

Tanto la madre como ahora la hija mantuvieron un control absoluto sobre un tesoro de valor incalculable que estaba depositado en manos de las religiosas de Villa Pilar y que fue entregado hace un tiempo a las hermanas benedictinas de la Fuensanta por la nuera de Pilar de la Cierva, María Teresa Gómez Aguilera, encargada de ayudar a su suegra a vestir a la sagrada imagen.

Mientras se resolvía el traslado del ajuar se programó la exposición de los mantos, que finalmente se ha quedado solo en dos. Escasa representación del increíble ajuar que tiene la Patrona y que, aunque solo fuera por las obligadas medidas de seguridad, debería quedar depositado en el Museo del Cabildo, máxime tras la ampliación a la que acaba de ser sometido.

Una joya parisina

Entre los mantos figura el que encargara en París la marquesa de la Laguna en 1912 al modisto Charles Frederick Worth, una joya única en el mundo. O los dos que le regalara el comisario de la Seda y los donados por las camareras, todos ellos auténticas obras maestras del bordado. Sin olvidar aquel que llaman de huertana y le ofrendó la peña La Pava. Así, hasta una veintena de piezas que solo pueden contemplarse en los traslados de la Patrona a Murcia o al Santuario.

Eso, al margen de las joyas que le han sido entregadas a la Virgen desde hace generaciones. De todas existe un preciso inventario, por lo que no sería complicado proceder a su entrega a la Catedral, lo que facilitaría que muchos murcianos -y también los turistas- pudieran admirar todo el año un patrimonio histórico que permanece oculto desde hace ya siglo y medio.

Fuente: http://www.laverdad.es/