POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
A los erizos de mar, que son unos invertebrados equinodermos, algunos muy sabrosos como los que habitan en nuestra costa cantábrica (Paracentrotus lividus), en Asturias se les denomina con nombres muy variados. Por Candás les dicen ALEZNES en virtud de las espinas de su caparazón; por la mayoría de las comarcas asturianas los llaman ORICIOS por su parecido en forma al fruto completo del castaño y, a su vez, derivado del latín «ericius». En Colunga decimos ARCINOS y en Lastres (que es Villa y Puerto en el municipio colungués) ARANCINOS, nombres relacionados con el francés «oursin» en su significado de erizo.
Y HUERRES, ¿qué es?
Pues es un núcleo de población, limítrofe con el mar, perteneciente a la parroquia colunguesa de DUZ junto con los núcleos de San Juan y La Poledura. Dícese que el nombre primitivo fue Bueres , después Buerres y finalmente, quizá por deformación fonética, Güerres y Huerres. Y, más aún, tal parece que Bueres fue lugar poblado antes que lo fuera la villa capital del concejo, que es Colunga.
Huerres, como toda la parroquia de Duz, y también Lastres y La Isla, limitan al mar con «pedreros» abundosos (en su día) de sabrosísimos ARCINOS. Los ribereños (que de arcinos sabemos bastante) conocemos sitios «de calidades singulares», de sabor excepcional, como son las zonas de «El Pegollín», «El Saltu la Muyer», «Los Cueros», «La Peña la Salmoria»… Allí acudíamos en días de marea baja muy acusada para «pescarlos a ganchu»; es decir, arrancándolos de la peña con ayuda de un gancho en forma de L y que habitualmente era el «ganchu de la cocina».
De la roca, al «cestu»; del «cestu», al «sacu»; y del «sacu -ya en casa- a comerlos en crudo, abriéndolos «pol culo» y comiéndolos «rebañando a deu» y acompañando con pan y sidra.
Bueno, les digo lo de «pescar oricios» para que me entiendan porque, la verdad sea dicha, la expresión más usual es la de «PAÑAR ORICIOS», «PAÑAR ARCINOS» o «PAÑAR ARANCINOS». Ya saben ustedes que PAÑAR o APAÑAR tiene el significado de recoger y como dice el refrán, muy adecuado a este caso, «EN TIEMPO DE CAMPAÑA EL QUE APAÑA, APAÑA».
Pues HUERRES, (Duz-Colunga-Asturias) celebra este fin de semana su IX FESTIVAL DEL ORICIU. Habrá excursión didáctica al pedreru (entrando por la zona de San Juan, claro está), demostración de recetas con oricios a cargo de Nacho Manzano, entrega del oriciu de honor al célebre RODRIGO CUEVAS, degustación de oricios en múltiples facetas, bailes, verbenas…
Yo, para salirme un poco del asunto, y buscando un plato «de posbles», les animo a preparar en sus casas una DORADA AL HORNO CON PATATINES Y ORICIOS.
En estos días hay un supermercado que ofrece DOS DORADAS (de pisci, claro está), con un peso aproximado de 450 g cada una, por el módico precio de oferta de CINCO EUROS. Yo , «aprovechando el tirón».
Ya limpias, escamadas y evisceradas, les doy dos cortes transversales (que «relleno con unas rodajitas de limón), las salo y dispongo en una bandeja de horno. Las cubro con unos aros de cebolla y las riego con un chorro de aceite de oliva y un vasito de fino andaluz. Horneo a 180º C (bañando de vez en cuando con el jugo que soltaron o con un poco de caldo de pescado) y a medio asado agrego unas patatas panadera medio fritas y los corales de media docena de oricios (y si es de una docena, mejor). Si están muy caros (yo los vi a 20 euros/kg), me decido por una «latina pequeña» de oricios al natural.
Termina el horneado… y «¡Tira, que libres!».
NOTA.- En Asturias, de momento, está prohibida la captura de oricios («Manín, los arancinos están vedados», que dirían en Llastres). Así que los que se ofrezcan serán «de donde sean» o, como decimos en Colunga «de perendi, diyuri, p´allá».