POR JUAN FRANCISCO RIVERO DOMÍNGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS BROZAS (CÁCERES)
A raíz de publicar mi artículo sobre el Baile del Cordón, que se baila cada año en la villa cacereña de Las Brozas en honor de su santo patrón, San Antón Abad, se leído más de 400 veces. Varios de mis lectores me han indicado algún que otro lugar de España y del mundo donde se danza también este baile folklórico.
Muchos me felicitaron por la idea (que no es mía) de intentar que la Fiesta de San Antón de Las Brozas, con su torcido del Cordón sea declarada Fiesta de Interés Turístico Regional. Algunos bailes del cordón hay en Extremadura, como la Fiesta de los Negritos de San Blas, en Montehermoso, una fiesta declarada de Interés Turístico Regional, a la que aspira también San Antón. Para quien no conozca esta singular fiesta, los danzantes se pintan la cara de negro con un corcho ahumado; se trata de una danza del siglo XVI que llevaron allí unas personas pobres que vivían fuera. Para no se reconocidas, se pintaron la cara de negro. En la fiesta hay negritos, un palotero, que hace de bufón del grupo, y danza grotescamente, y el tamborilero. Tras la procesión, todo termina con el Baile del Cordón.
Una mujer salmantina, de San Martín del Castañar, en la zona de la Peña de Francia, junto a La Alberca, que lleva más de 60 años en el País Vasco me habla de que conoce los bailes de los Dantzaris, que tienen un baile que se llama “Aurresku mayor”, interpretado, entre otros, por el grupo “Zantxari taldea”. El baile de la Zinta Dantza se estrenó por este grupo en agosto de 2014, con un palo de 5 metros de alto y que se sujeta solo y se interpreta muy suave para que no se caiga. Las cintas tienen 14 metros. Según los asistentes al estreno, la nueva danza del grupo fue todo un éxito.
Un broceño me cuenta, por escrito, que cuando estuvo en México, concretamente en San Cristóbal de las Casas (Chiapas), y vio como bailaban allí la Danza de las Cintas y que grabó en un vídeo, ahora en su archivo. Para los brocenses, hay que decir que de allí fue obispo Bartolomé de las Casas, primero encomendero en tiempos de nuestro paisano Nicolás de Ovando, con quien fue a la isla de la Hispaniola (República Dominicana y Haití) en su viaje de 1502 para sustituir a Cristóbal Colón, al frente de las nuevas tierras descubiertas, y después obispo de Chiapas en 1543, y protector y defensor de los indios.
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