POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Mi suegro Prudencio era personaje «de dichos»; frases repetitivas en versos pareados que «soltaba» de vez en cuando, vinieran o no a cuento de lo que hacía o de lo que se hablaba.
Así, si se trataba de alguna guerra o posible guerra entre naciones, apostillaba: «La Reconquista de España fue iniciada por Pelayo / no se si fue en abril o en mayo…»; recuerdo muy posible de aquellos años de escuela en La Riera de Colunga.
Y en estos días de septiembre, ya en fiestas otoñales, no cesaba en su pregón de aviso: «Y NO OLVIDEN UNA COSA: EL PORTAL EN VILLAVICIOSA».
Villaviciosa, en Asturias, se titula «capital manzanera», desplazando al título de «capital avellanera» que en los mediados-finales del siglo XIX le asignara George Borrow, «don Jorgito el Inglés», aquel clérigo anglicano vendedor de Biblias y autor del libro «La Biblia en España». ¡Qué curioso! ¿Saben ustedes que la edición española de ese libro fue prologada por don Manuel Azaña, personaje no precisamente muy creyente?
Villaviciosa, en los inicios de septiembre, festeja con solemnidad a su patrona «LA PORTALINA» o, «VIRGEN DEL PORTAL»; títulos ambos inadecuados a la realidad pues la auténtica advocación mariana es VIRGEN DEL PORTAL DE BELÉN.
Y ¿cómo lo celebra?
Tengo entendido que las primeras romerías y verbenas, ya popularmente «masivas», datan de 1896 con bandas de música, «alumbrado de farolillos a la veneciana», bailes, meriendas-cenas, barracas… En los comienzos del siglo pasado, hacia 1903-1905, «la cosa fue a más» y «LA PORTALINA» fue «bandera festiva de toda la comarca» aunque sin desplazar la «cualidad milagrera» de su otra advocación villaviciosina que es la Virgen de Lugás.
Desde 1954, otra «novedad» engalana «les fiestes portalines»: la «DANZA DEL PORTAL» creada exclusivamente para honrar a la Virgen Patrona de la Villa.
Y en todo ello: exhibiciones internacionales de gaita, certámenes de manzana y de sidra, bailes regionales y modernos («los de bum-bum-bum» atronadores), concursos de ganado, concursos de escanciadores, exposición de manzanas, bendición de la sidra nueva…. ¡Qué se yo!
Pero…, verán.
Yo, cristiano viejo y de viejas tradiciones, si voy a Villaviciosa (y voy con frecuencia) he de visitar algo muy lleno de historia en esa villa; y no es al emperador Carlos el V. Visito a una panadería, muy afincada en la Villa desde tiempo inmemorial, que elaborna un pan riquísimo y unas magdalenas (a mi me gusta decir «madalenes») sencillas, encantadoras, sabrosas, y a muy buen precio.
Esa panadería se titula LA PORTALINA y en sus paredes exhibe un amplísimo muestrario histórico de carteles anunciadores de la FIESTA DEL PORTAL.
Merece la pena visitar ese establecimiento y degustar con placer sus elaboraciones.
Repito con mi suegro (ya fallecido hace muchos años): » Y NO OLVIDEN UNA COSA: EL PORTAL EN VILLAVICIOSA».
¡Ah! ¿Que cómo se hacen «les madalenes»?
Verán: Batan 4 yemas de huevo con unos 100 g de aceite de oliva (o también 75 g de mantequilla derretida) , 200 g de azúcar, unos 200 g de harina de trigo y un sobre de levadurina o algo menos.
Cuando la mezcla esté muy homogeneizada añadan las 4 claras de huevo batidas a punto de nieve y, removiendo con suavidad, consigan una masa ligera y compacta.
Distribuyan la masa en moldes de magdalenas (troncocónicos de papel rizado), llenándolos hasta su mitad, pues «crecen» al hornear, Horneen a 180º C hasta lograr el punto.