POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Varios amigos portugueses, devotos del santo paduano-lisboeta, no parecen estar conformes con la denominación de VARAS DE SAN JOSÉ, que comentamos en su día, a las azucenas blancas o Lilium candidum. Argumentan, con muy buen criterio, que la azucena blanca es flor siempre presente en la iconografía de san Antonio y que, en consecuencia, como así lo hacen en Portugal, debe llamarse VARA DE SAN ANTONIO.
Es evidente que el asunto no admite discusión para las gentes de nuestro país vecino.
De San Antonio se han escrito y dicho verdaderos disparates.- En una de sus oraciones-romance empieza así el rezo: «San Antonio de Padua / que en Padua naciste / y en Portugal aprendiste / letras para predicar…».
Disparate enorme: San Antonio nació en Lisboa (siglo XII) y fue en Padua, ya fraile franciscano, don-de se consagró como célebre orador-predicador.
Otro error curioso: en el clásico cantar relativo al milagro de los pajaritos se empieza así: «Glorioso y divino Antonio / suplícale a Dios inmenso / que por tu gracia divina / alumbre mi entendimiento…».
Lógicamente el adjetivo DIVINO solamente se puede aplicar a Dios y nunca a apóstoles y santos.
En fin, ahí tienen la estampa de San Antonio de Padua con su Niño Jesús en brazos y su azucena blanca, símbolo de pureza y sencillez de espíritu. A lo mejor les ayuda a superar la «crisis posvaca-cional» y la goleada al Real Madrid.