POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Una muy antigua tradición llanisca fue la llamada DANZA DE PASCUA en la que la «mocedá», bien «unidinos por el dedín meñique», bailaban al son de un cantar que comenzaba así:

«Ya pasó Semana Santa,
ya llegó Pascua de flores;
ya resucitó Jesús:
¡alegraos, corazones!

Después, entre estrofa y estrofa cada vez menos cargada de devoción, la «cosa» ya derivaba más hacia lo mundano:

«Salid, mozas, a bailar
a este campo de flores
y con alegre cantar
declarad vuestros amores…

Más aún. No faltaban alusiones a posibles «infidelidades amorosas» consecuencia del «ardor primaveral» y del «ahogo penitencial al que obligaba la Cuaresma»:

«Tenei cuidau, rapazos:
la raposa está rabiada;
y alguno de estos mocinos
puede quedarse sin dama.»

Bueno, bueno… Empezamos por la folixa picantona y juvenil y ahora recordemos viejas tradiciones populares, practicamente perdidas.

¿Recuerdan? El Domingo de Ramos las gentes llevaban a sus casas los ramos ya benditos. El Jueves Santo, al final de la Misa in Coena Domini, quedaba expuesto del Santísimo en el llamado «Monumento» alumbrado por multitud de velas que llevaban los feligreses y que, tal día como hoy, eran recogidas junto con una jarra del agua bendita ayer durante la Vigilia Pascual del Sábado Santo.

Hoy por la tarde se aprovechaban unas horas para BENDECIR LOS CAMPOS DE LABRANTÍO, las CASAS y las CUADRAS Y CORRALES. Se asperjaban con agua bendito utilizando como «hisopo» una rama de laurel bendito a la vez que se invocaba este esconxuro:

Salí ratos, salí sapos,
salí toa comezón;
que aquí esta el agua bendita
y el Ramu de la Pasión.

El laurel bendito, la vela del Monumento y el agua bendita acompañaban a los moribundos en sus momentos de agonía mientras el sacerdote rezaba la Recomendación del alma («Proficiscere anima christiana de hoc mundo in nomine Dei Patris qui te creavit…»), y también a las casas y familias durante en momentos de tormenta:

«San B´rabara bendita,
que en el cielo estas escrita
con laurel y agua bendita…

Pero, sobre todo, el día de Pascua era una fiesta de marcado ambiente INFANTIL. Niños y niñas (y no tan niños ni tan niñas) iban a casa de sus padrinos a recibir el «obligado BOLLO DE PASCUA»; obsequio dulcero, muy diverso según las localidades asturianas: ALFILADA (bollo dulce, rosquilla, pan de leche…) en el occidente; PEGARATA por Laviana y cercanías, BOLLO MANTECADO por Avilés; ROSCÓN DE PASCUA e casi toda Asturias…

Actualmente se han cambiado las costumbres y desde hace años dominan los HUEVOS DE PASCUA (de chocolate), las FIGURITAS DE CHOCOLATE acomodadas a lo que «priva en televisión·»… Y no digamos nada si al ahijado se le apetece una «tablet», un «móvil», una «play»… o, sencillamente, «dinerito contante y sonante».

El «encierro domiciliario» a causa del virus maligno nos impidió bendecir ramos, llevar velas al Santísimo, bendecir el fuego y el agua… No importa. Yo, que conservo el ramín y el romero del año pasado, haré el ruego a mi modo «actualizado»:

«Marchai virus, marchai xente
de muy mala condición.
Qu´esti ramín nos protexa
con su santa bendición»

¡¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!!