POLLO FRITO (O FRITADA DE POLLO) AL MODO FRANCISCANO

POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

La cosa tiene su gracia y su historia. En tiempos del reinado de Fernando VII se abolió la ley de libertad de prensa y, en relación a la publicación de calendarios astronómico-meteorológicos, solamente se podía editar el autorizado por el gobierno, dependiente del ministerio ad hoc.

Con Isabel II, hija de Fernando VII, desaparece esa prohibición y salen al mercado una serie de calendarios con finalidad de información al público respecto a santoral, fiestas, mercados, fases de la luna, eclipses de soy de luna, predicción del tiempo meteorológico, etc. Aquí en Asturias y en muchas regiones españolas fue y es muy aceptado «El Zaragozano» con presunta autoría de don Mariano del Castillo y Ocsiero, cuya primera edición data de 1840.

En 1875 el catalán Antoni María Morera, con el seudónimo de Fray Ramón Ermitaño de los Pirineos, saca a la luz su «Calendario religioso, astronómico y literario», que gozó de gran éxito entre los agricultores catalanes.

Un dato curioso: durante la guerra civil los herederos del Sr. Morera cambiaron el título de la obra por el de «Calendario CIVICO, astronómico y literario citando la autoría de un tal Ramón, Solitario de los Pirineos».

Finalizada la guerra todo volvió «a su andar» y en la actualidad la empresa Ediciones Morera S.L. sigue con la edición de tal calendario para cuya colaboración cuenta con el trabajo y la experiencia conventual del franciscano Fray Valentí Serra y Fornell, historiador e investigador de las costumbres franciscanas en arden a alimentación y salud.

De la mano de fray Valentí, Editorial Morera SL, sacó en 2015 un pequeño librito, casi podría decirse que folleto, (44 páginas) titulado COCINAR EN TIEMPOS DE CRISIS, que consiste en una breve exposición de fórmulas conventuales franciscano-capuchinas para afrontar la dura economía que emana de estos tiempos difíciles.

Entre sus «tentadoras», que no pecadoras, recetas hay una referida a una fritada de pollo que es una verdadera delicia. Se la explico a mi manera:

Troceen el pollo (se supone que limpio y eviscerado) en piezas más bien mediano- pequeñas y con habilidad les quitan los huesos.

Que conste que, si lo desean, pueden dejarlas con ellos.

Maceren estos trozos de pollo en un adobo de aceite, cebolla en aros, zumo de un limón, media hoja de laurel, tomillo, perejil. y sal. Evidentemente, pueden suprimir algunas de estas hierbas si no les agrada su sabor.

Después de algunas horas de maceración, escurren y secan el pollo y rebozan en pasta de freír o simplemente en harina y huevo.

Fríen en abundante aceite muy caliente y llevan los fritos a una fuente amplia adornando con un espolvoreo de perejil y ajo frito muy picadito.

¡Ah! Sigan el consejo catalán, aquí y ahora ampliado a la fritura de pollo, que dice que «El peix, arròs y meló, demanen el vi felló» (Pez, arroz y melón exigen un vino de alta graduación).

En Asturias lo decimos de otro modo: «Si el agua estropea los caminos, ¿qué no hará en los intestinos?»

Y como siempre, buen provecho.

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