LA DÉCADA FATÍDICA

POR FRANCISCO PUCH JUÁREZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDESIMONTE (SEGOVIA)

El actor Arturo Fernández.

Ha fallecido Arturo Fernández, ese señor de la escena española por excelencia. No quiero decir que ha muerto porque hay muchas personas que como él, siguen vivas en el recuerdo muchos años después de haber fallecido. Siguen siendo recordadas, cómo él, por su simpatía, por su elegancia, por su saber estar, por su saber decir y por tantas otras características agradable de su persona. Un par de veces acudí con mi querida esposa a verle en el teatro, pero sobre todo le seguíamos en la televisión o en el cine a través de sus obras, y cuántos momentos agradables nos hizo pasar.

Tenía 90 años y ello me ha dado pie para escribir este artículo que lleva ronroneando en mi caletre desde hace tiempo, ¿y por qué le llamo la década fatídica?

Me he remitido a las estadísticas nacionales, sobre personas que han cumplido los 90 años y no han llegado a cumplir los 100.

Ciertamente no hay estadísticas fidedignas que lo digan, pero si he podido averiguar que en España hay según dicen esas estadísticas 491.348 que tienen más de 90 años y tan sólo 15.4l3 han llegado a cumplir los 100, cifra que afortunadamente va en aumento.

¿A qué conclusión llegamos?, no hace falta que lo explique, 475.935 personas han fallecido en esa década que va de los 90 a los 100 años:

Habrá quien diga: afortunadas todas esas personas que han llegado a cumplir los 90; cuántas mueren mucho antes de llegar a tan longeva edad. Cierto, pero en otras décadas, por ejemplo entre los 40/50; entre 50/60; o entre 60/70, por citar algunas, no mueren casi medio millón de personas.

Quién esto escribe ya está a las puertas de llegar a esa década fatídica; pero no por ello puedo decir que esté esperando la muerte de un día a otro, todo lo contrario, vivo con alegría pensando en lo mucho que tengo por delante, soñando con tener tiempo suficiente para hacer o escribir todo lo que todavía no he hecho o escrito, y cada mañana me levanto pensando en organizar mi día y si me va a dar tiempo a hacer todo lo que quiero hacer en las más o menos 16 horas que permanezco despierto; cuántas cosas tengo que dejar por falta de tiempo, diciéndome ya las haré mañana, sin pensar en si ese mañana va a llegar o no. Pero con optimismo espero ver amanecer mañana otra vez, asomarme a mi terraza, ver el sol un día más, contemplar Madrid a mis pies, para poder realizar lo que hoy no me ha dado tiempo a terminar, para poder seguir soñando antes de que la vida me lleve a engrosar las filas de la pavesa del silencio. Siempre me digo: mañana será otro día y sueño con verlo amanecer.

Pocos amigos me quedan nacidos en 1930, pero aún hay alguno que me leerá.

Sin Comentarios.

Responder

Mensaje