POR RICARDO GUERRA SANCHO CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE ARÉVALO (ÁVILA)
Tengo que reconocer que es un tema que me apasiona, de esos temas de mi ciudad que me gustan, en los que profundizo en busca de nuevos datos, nuevos testimonios y nuevas interpretaciones, porque, a pesar de lo mucho que se ha avanzado últimamente, aún sigue siento un tema con muchas incógnitas y sorpresas, una materia susceptible de profundizar en ella y de conocer más en detalle.
Verán, hoy mismo me apetece tratar sobre esto, porque poco después de que aparezcan estas líneas en nuestro Diario, tendré un nutrido grupo de personas que siempre están dispuestas a conocer algo más sobre nuestra ciudad, un grupo de personas que están en lo que conocemos cariñosamente como “Universidad de la Experiencia”, el denominado Programa Interuniversitario de la Experiencia.
El terma elegido “Arévalo, del románico al mudéjar”, que es historia y también arte, que es consustancial a nuestra ciudad y que, de la mano de diversos y reconocidos autores, historiadores e investigadores, intento exponer a estas gentes, que ya anteriormente me han dado muestras de cariño y de interés cuando les hablo de mi pequeña ciudad… y les hablaré de eso, de la antigua villa medieval, del momento en que se estaba cuajando y necesitó muchas manos para ese florecimiento del que la historia nos habla en numerosos datos, de esa villa pujante y activa de la Castilla medieval.
Un repaso a ese momento histórico tan importante que se produjo poco después de la repoblación, cuando esta antigua villa y su tierra fueron organizados, en los albores de su época medieval, momentos que le dieron su impronta y personalidad.
Son momentos en que llega desde Europa un estilo arquitectónico europeo, el románico, un estilo y unos modos entonces considerados cultos, propiciado por la corona castellana y por el clero regular. Sería el románico, el estilo europeo, pero en nuestra zona, como también en otras que carecen de piedra, esa arquitectura se tendrá que resolver con otros materiales. Y al mismo tiempo es influenciado por otras formas de hacer musulmanas que estaban aquí, latentes en la población mudéjar.
Pero resulta curioso advertir como en una comarca eminentemente mudéjar, existen otras manifestaciones de esa influencia europea. Por ello, si analizamos los datos que tenemos de nuestras viejas arquitecturas, encontramos testimonios de la convivencia de estilos y culturas en esos momentos de la naciente Villa de Arévalo.
Así es como en actuaciones que se han realizado en nuestro patrimonio, tanto en las restauraciones como en obras de mantenimiento, están aflorando diversos vestigios que nos muestran una nueva dimensión de nuestro patrimonio, esa implantación del románico con el nacimiento de nuestro mudéjar, dos estilos que nacen en Arévalo en un mismo tiempo, en los primeros edificios civiles, religiosos y militares, y que conforman un casco urbano medieval con aspiraciones de ciudad… un momento apasionante de nuestra historia y de nuestro patrimonio arquitectónico.
Y fueron las obras de estudio arqueológico y restauración de San Martín en sus diversas fases. El proyecto “Mudéjar” de la Diputación de Ávila, de limpieza, acondicionamiento y cierre de torres de Arévalo y de la comarca, con Ignacio Hernández y Raimundo Moreno como protagonistas, cuando se encontraron rotundas evidencias que estaban ahí, para conocerlas bajo un punto de vista más técnico y cualificado de historiadores, arqueólogos y arquitectos. O el estudio sistemático de San Juan.
Y recientemente las obras de acondicionamiento de la iglesia de El Salvador para sede de “Las Edades del Hombre”, con Orlando Yagüe arquitecto, cuando descubrimos aún más a fondo las interioridades de ese templo basilical románico… Una historia apasionante.
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