MASTRAL CON NUBES Y LEVANTE CLARO, PAGARÁ SI NO HA PAGADO (VIII)

POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

Temporal de Levante. Muelle de levante de las Eras de la Sal. Noviembre de 1930. / Colección de Fco. Sala Aniorte

Temporal de Levante. Muelle de levante de las Eras de la Sal. Noviembre de 1930. / Colección de Fco. Sala Aniorte

Temporal de Levante. Muelle de poniente de las Eras de la Sal. Noviembre de 1930. / Colección de Fco. Sala Aniorte

Temporal de Levante. Muelle de poniente de las Eras de la Sal. Noviembre de 1930. / Colección de Fco. Sala Aniorte

Otro caso más relevante fue el naufragio de la goleta “Venus”. Un día del mes de octubre del año 1929, la goleta salió de Cartagena al mando del patrón de cabotaje Salvador Díaz, con viento fresco y racheado con destino a Torrevieja para cargar sal.

Al hacerse de noche, cuando el barco se encontraba sin viento, a la altura de Cabo Negrete, cerca de Portman, con todas las velas izadas, y con la tripulación en cubierta tomando café, y el patrón en la caña del timón, entró de repente una fuerte racha de viento, que al coger el barco parado y en lastre, lo tumbo haciéndole dar la vuelta, dejándolo con la quilla al sol. Al zozobrar el barco, todos los tripulantes cayeron al mar, y al estar el bote amarrado a la popa del barco, subieron a él.

Una vez a bordo del bote, cortaron rápidamente la boza de amarre para evitar que el barco los arrastrara, si se iba al fondo del mar. En la oscuridad de la noche, al darse cuenta de que faltaba un marinero, comenzaron a buscarlo y llamarlo a gritos sin conseguir encontrarlo. Después de un tiempo, viendo que no podían hacer nada, dejaron el barco como estaba y se dirigieron con el bote a tierra.

Al día siguiente por la tarde, un pesquero francés que navegaba por la zona, al ver el barco casi hundido, con la quilla al sol y con peligro para la navegación, se acercó para remolcarlo hacia la costa. Cuando estaban cerca de tierra, los pescadores franceses avistaron un submarino español al que le hicieron señales para pasarle el remolque.

Una vez amarrado el cabo de remolque, el submarino, al dar marcha avante para ponerse rumbo a Cartagena, el cabo de remolque dio un fuerte tirón que hizo que el “Venus” quedara tumbado sobre una de sus bandas, y en ese momento, el marinero que se había dado por perdido, que permanecía con vida sobre el revés de una litera del barco donde se había formado una cámara de aire, al ver la claridad, se tiró al agua, y nadando como pudo salió a la superficie.

Al poco tiempo, al escaparse la bolsa de aire que estaba concentrado en la bodega, el barco comenzó a hundirse. Los del submarino al ver que la goleta se iba a pique, cortaron el cabo de remolque, quedándose asombrados, al ver nadando al marinero que se había dado por perdido, mientras el barco desaparecía de la superficie del mar.

En noviembre de 1930, un gran temporal de levante causó algunos daños materiales en las instalaciones de las eras de la sal, pero sin producir perjuicios físicos personales.

Al poco tiempo de finalizar la guerra civil, al principio de los años 40 un fuerte temporal de levante causó grandes destrozos en la escollera, por lo que se llevó a efecto un nuevo proyecto para reparar el dique reforzando la escollera.

La tromba marina que azotó Torrevieja

Desde la tarde del viernes 11 de abril de 1958, el temporal de levante y los continuos chubascos fueron en aumento progresivo, al tiempo que descendía considerablemente la temperatura. El sábado en la noche, el barómetro acusó un descenso alarmante.

La mañana del domingo día 13, amaneció cargada de nubarrones y con olas que saltaban la escollera de levante del puerto. Llovió torrencialmente durante toda la mañana, con ligeras intermitencias, mientras el fuerte viento iba en aumento.

La tromba o manguera se produjo a las doce de la mañana. De súbito, un ruido extraño y ensordecedor hizo cundir la alarma entre el vecindario.

La “manguera”, como se denomina en Torrevieja a dicho fenómeno atmosférico, tomó contacto con el casco urbano de la población por la zona de los chalets enclavados en la playa del Cura, donde arrancó la techumbre de algunos de ellos. Siguió por la calle Ramón y Cajal hacia el interior del pueblo, arrasando todo lo que encontraba a su paso, principalmente aleros, tejas, postes y salientes de los edificios.

Estado del paseo de Las Rocas tras el paso de la tromba del 13 de abril de 1958. / Colección de Fco. Sala Aniorte

Estado del paseo de Las Rocas tras el paso de la tromba del 13 de abril de 1958. / Colección de Fco. Sala Aniorte

En la calle Apolo, al principio de la misma, derribó tejados y cielos rasos de varias viviendas, produciendo destrozos y pérdidas considerables, pero sin que hubiese que lamentar desgracias personales. La calle Gumersindo también resultó seriamente afectada, así como las calles Pescadores –ahora llamada Diego Hernández-, Heraclio, y la Avenida 18 de julio –ahora llamada de la Libertad-, donde derribó varios eucaliptos de gran tamaño. Uno de ellos, de casi medio metro de diámetro, lo arrancó de cuajo y otro lo seccionó de arriba abajo. Unas cincuenta viviendas quedaron por completo desmanteladas de sus techumbres.

(Continuará)

Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 3 de mayo de 2014

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