EL DÍA DEL TONTO Y LA BESTIA

POR ADELA TARIFA, CRONISTA OFICIAL DE CARBONEROS (JAÉN)

Don Tancredo y la bestia.

Don Tancredo y la bestia.

En este país se resuelve todo creando comisiones, agencias y delegaciones políticas. Y campañas. Que me olvidaba de las campañas. Todo pagado con el dinero del contribuyente. No sirven de nada porque, como dijo el sabio, si quieres arreglar algo, arréglalo. Y si no quieres, crea una comisión. Otro sistema para educar en valores consiste en montar efemérides artificiales, el día del padre, la madre, la mujer trabajadora… la lista sería interminable. Por eso yo propongo crear un día que falta, el del tonto y la bestia. Acaso si hubiera un día para ellos se hablaría de los motivos que explican el primitivismo mental imperante en una parte de la población. Y se temería más a la capacidad que ambos tienen de hacer memeces.

A mi no me parece mal que cada uno haga con su cuerpo serrano lo que le apetezca, siempre que no fastidie a otro. Porque la libertad individual acaba justamente donde empieza la de los demás. Ahora los independentistas catalanes andan metidos en una tontería peligrosa que nos afecta a todos. Son un grupo de criaturas primitivas que quieren escribir la historia la revés y que avanzan por el campo como los bueyes arando, sin mirar lo que pasa a su alrededor. Han puesto la vista en un objetivo imposible, sin medir sus fuerzas ni razonar lo mas mínimo. Son niños malcriados que montan una rabieta si no le compra su mami la piruleta que les gusta. El problema es que pocos se paran a pensar en los motivos que han llevado a este desastre. Porque la mayoría de estas mentes infantiloides, aunque muchas ya peinan canas, tienen en común haber sido adoctrinados en el espíritu de la Logse. De hecho los catalanes que fueron a escuelas no logsianas votaron a favor de la constitución. Luego, con el nuevo modelo educativo, se convenció a los niños de que España era una mala madre, y de que ellos serían felices y comerían perdices huyendo de la casa común. Y se lo creyeron. Ahora quieren salir de España, y con ello de Europa, y montar allí un chiringuito cantonal con una historia inventada. Lo que no quiere es dejar de poner la mano para que la madrastra, que es una especie de cajero automático, les siga sacando de apuros cuando se gastan lo que no tienen en teles autonómicas, embajadas y otras tontadas similares. Si existiera en día de los Abundios a lo mejor algún sociólogo entraba a fondo en estudiar cosas como ésta. Pero no caerá esa breva. Porque la tontería española es muy generalizada y no queda en Cataluña. Allí acaso viven más Abundios. Pero en el resto de España proliferan los Tancredos, especie asilvestrada, que también aumentó con la logse. Así, con tantos Don Tancredos y Abundios, y con tanto gobernante paralizado, estamos ante el problema más grave que ha tenido España desde que otros catalanes, los de las escuelas republicanas, se proclamaron independientes. Lo que siguió prefiero no recordarlo.

Otra especie que se ha multiplicado en los últimos tiempos de nuestra historia es la de las bestias. Seres con apariencia humana pero comportamiento animal. También encontraron su pesebre en la Logse, permisiva, blandita, que eliminó el castigo para los malos y el premio para los buenos. La del café con leche para todos. Aunque el café fuera malta y la leche estuviera agria. Eran esas criaturitas que de chicos daban patadas a los padres y bofetadas al vecino que intentaba acariciarlo. Que montaban rabietas si no les compraban todos los caprichos, que llamaban viejos a sus padres y miraban con asco a los abuelos. Que no aprobaba ni la ESO, pero sus papis y sicólogos les premiaban con un viaje de estudios, para que no tuvieran traumas. Los que insultaban a los profesores, tiraban la basura al suelo, ponían silicona en la puerta del instituto y acosaban en clase a las niñas. Son los mismos que en algunos lugares se dedicaron a matar en nombre de ETA, y que ahora apalean a la policía, y no les pasa nada. Los mismos que cuando se les va la pinza dan bofetadas a la novia, o la matan. Sí, hay demasiados tontos y demasiadas bestias logsianas sueltas. Demasiados don Tancredos. Demasiados ciudadanos no pensantes y con miedo. Así nos va, dice mi papelera.

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