DESDE MI TORRE MUDÉJAR: ANTONIO, UNA DESPEDIDA EMOTIVA

POR RICARDO GUERRA SANCHO CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE ARÉVALO (ÁVILA)

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Hoy me tienen que permitir que en estas líneas aflore la emotividad y la amistad.Verán, érase una vez un niño de nuestra comarca que estaba deseando venir a Arévalo con sus padres, que lo hacían de vez en cuando, venían a ver a su hermano  mayor que estaba estudiando en el Seminario Salesiano arevalense.

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Era su hermano bien querido, y le gustaba venir del pueblo a esta media capital, que lo es de la comarca. Y cuando llegó el final de su escuela en Cisla, no quería seguir estudiando en otro sitio, él quería venir a los Salesianos. Y no para estudiar para cura, como el mismo dice, sino porque era el colegio de su hermano, le atrajo y le gustaba muchísimo.

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Poco después, aquí, surgió su vocación y siguió estudiando, pero ya como seminarista… De esto hace ahora veinticinco años, una fecha para recordar y celebrar.

Es Antonio Esgueva un joven sacerdote Salesiano que sin embargo ya tiene un importante bagaje en su vida. Una vida intensa y dedicada a la educación de los jóvenes con el equipo de Salesianos y otros profesores de la familia salesiana que en este Colegio San Juan Bosco de Arévalo son como una gran familia, la familia salesiana, en la que también estamos incluidos tantos chicos que hemos pasado por sus aulas, hoy ya no tan chicos, pero en el recuerdo esas imágenes parecen de ayer mismo.

Antonio estaba en una reunión propia de la dirección del colegio y como casa religiosa, finalizaba con una Eucaristía, un rito habitual… pero la sorpresa fue al entrar y advertir que el templo con muchísimos alumnos, exalumnos y amigos, y su propia familia, le recibíamos con un aplauso que resonó fuerte en todos las galerías, aulas y estancias de esta querida casa.

Un pequeño homenaje de despedida, pero no mucha, porque él siempre vuelve a esta su casa, a esta su tierra, y allá donde sea enviado, las llevará muy cerca. No en vano aquí estudió, aquí profesó como sacerdote y aquí vuelve siempre que puede. Fueron emotivas las palabras que en representación le ofrecieron algunas personas de la casa y él también se emocionó cuando el celebrante Sergio compartió momentos de la celebración. Creo que vendrá a dirigir este colegio otro salesiano de la tierra, también conocido y también cercano. Son etapas de la vida.

Y entre tanto, con estos pensamientos de amistad, me llega la hora taurina, la hora de asistir a los cortes, el preámbulo de las fiestas que nos recuerda que están ahí mismo, que ya huele a fiestas, a la pólvora de sus cohetes, que ya suena a redobles de tamboril y sones de gaitilla… ya comienzan las fiestas de San Victorino, las Ferias y Fiestas que lo son de mi ciudad y de toda su comarca, y de ello estamos orgullosos.

Con una tarde fresca y tormentosa, amenazante, quita intenciones, comenzó el primer festejo que podríamos considerar como de las fiestas. En el programa oficial está, pero es que últimamente es un programa alargaaaaaaado, yo diría que en exceso, que unas fiestas no por más largas han de ser más intensas. Eso es otra cosa.

A esperar el pregón, este año a cargo de otro gran amigo, Chichi Prieto, uno de los mejores fotógrafos de España como pone de manifiesto su obra, buena e incesante, de la que nos ofrece constantes muestras, como la que este año podremos ver, precisamente sobre nuestras fiestas. Pero de esto ya hablaremos con más detalles.

A esperar el chupinazo, los gigantes y cabezudos danzando y corriendo por nuestras calles. Sonidos de dulzaina, olor a pólvora y quizás calor… este ha de ser el comienzo de unas fiestas que serán de alegría, disfrute y amistad. Son días de muchos saludos de las gentes que tuvieron que salir y siempre regresan para rememorar cosas, personas y hechos. Es la nostalgia de mi ciudad, que engancha y nunca desprende, aunque algunas veces duela. Amigos todos, ¡Felices Ferias y Fiestas de San Victorino!

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