LADRONES DE VILLA

POR MARTÍN TURRADO VIDAL, CRONISTA OFICIAL DE VALDETORRES DE JARAMA (MADRID)

Los topista utilizaban siempre ganzúas o llaves falsas o palanquetas pero nunca santero que les avisara. Se les llamaba así porque iban a ciegas a lo que saliera. No utilizaban santero. Los tipos de ganzúas podían ser de varios tipos, pero predominaban dos: las que llamaban carreras de espadas, dientes de llaves, a los que llamaban piños, que se colocaban con un tornillo en un agarradero. Si no podían abrir las puertas, cambiaban los piños, hasta que acertaban, pero en caso de que no pudieran, a pesar de todos los intentos, echaban mano de la valerosa, es decir, de la palanqueta. El que la tenía, se quedaba en la calle, y a la mínima bronca, se largaba. El agarradero era fácilmente identificable por lo cual evolucionó de forma, convirtiéndose en una navaja: los piños se pueden perder fácilmente, por lo cual la navaja aleja las sospechas en caso de ser cogidos in fraganti.

Su modus operandi, que era el más común entre ellos y los chinistas, era recorrer las los cuartos llamando con las campanillas, y si a la tercera o cuarta vez no respondía nadie, entonces intentaban robar….

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