POR RICARDO GUERRA SANCHO CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE ARÉVALO (ÁVILA)
Un año más llegan estas fechas navideñas a las que denominamos como días entrañables, con deseos de felicidad, de procurar la unidad en las familias, de una paz deseada para todos. Pero este no es un año cualquiera, son fechas con anverso y reverso.
Depende fundamentalmente del estado de ánimo de cada uno y de los acontecimientos que la vida depara. Para unos que tienden a una euforia artificial, de unas fechas devaluadas por el consumismo y una comercialidad excesiva, de esa que nos imponen unas campañas de marketing muy estudiadas que sólo persiguen lo económico como única meta en la vida.
Para otros, son fechas mucho más profundas, en las que se recuerda y se hace vivo un acontecimiento que para todos los creyentes es rememorar un extraordinario hecho, el nacimiento del niño Jesús, el hijo de Dios. Una conmemoración mucho más llena de contenidos en la que priman los sentimientos por encima de las apetencias. ¡Te adorarán, Señor, todos los pueblos de la tierra! Es una frase y un reconocimiento universal y que aún no se ha hecho realidad por tantos ídolos materiales del consumo desenfrenado que distrae del verdadero sentido de estas celebraciones.
Que quieren que les diga, pues la verdad, yo no soy muy de Papá Noel y no es la primera ocasión que lo escribo en estas líneas cuando llega la Navidad. Debe de ser por la educación que he recibido, a la que no renuncio, por supuesto, y de ello me alegro.
Yo he mamado unas creencias y unos sentimientos que están junto a la tradición del belén, de las tradiciones cristianas de la Navidad, de los Reyes Magos y esas cosas, unas pequeñas cosas hechas de emociones grandes que llenan el interior.
Verán, porque además, el domingo pasado, escuchando el magnífico concierto de Navidad que ha patrocinado nuestro Ayuntamiento con la inestimable colaboración de nuestra parroquia de Santo Domingo de Silos, y con las voces del extraordinario Coro “Tomás Luis de Victoria” de la Universidad Pontificia de Salamanca, hemos sentido de una forma muy especial estas emociones navideñas plasmadas en un repertorio bellísimo, con el momento emotivo del recibimiento de la nueva promoción con la imposición de bandas.
A mucho público que llenaba el templo y a mí nos siguen emocionando los villancicos, todos, los alegres y populares de nuestra infancia cargados de tradición y letrillas entrañables y llenas de candidez. Y también los otros, los internacionales, todos tan escuchados y tan sentidos. Es la universalización de los sentimientos con de los sonidos de la Navidad. Hemos comenzado a sentir y a vivir los sonidos de la Navidad. ¡Esta sí que es una buena globalización!
Y no como esa otra, la económica y de intereses, que esclaviza a muchos, enriquece a unos pocos, y a la gran mayoría, nos empobrece… o al menos lo intenta, que una vez perdidos ciertos valores.
Entre tanto, a esperar la lotería, una esperanza económica como cada año, ese canto reiterativo y machacón que a algunos les arregla en lo económico. Y las familias acoplándose y repartiendo días de celebraciones familiares. Es lo mejor que puede ocurrir en las familias, que con este motivo de la Navidad, se unan a compartir. Y si hay niños, mucho mejor, que ellos siempre acercan y unen.
Por cierto, el próximo domingo, también en la parroquia de Santo Domingo de Silos, el segundo concierto coral de estas navidades arevalenses, el de nuestra Coral “La Moraña” de Arévalo, con su tradicional concierto de villancicos navideños, una cita obligada desde que desaparecieron las jornadas polifónicas que patrocinaba la Obra Social y cultural de Caja de Ávila. Felices cantos de Navidad.
Follow us