NEGOCIOS TURBIOS CON LA MADERA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII Y TODO EL XIX

POR JOAQUIN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

Aunque los Regidores de Ulea, habían hecho una verdadera cruzada, en defensa del interés público; en la segunda mitad del siglo XVIII y todo el XIX, las zonas del Jardín y el Barranco de Sevilla, así como las estribaciones de La Sierra de la Pila que tenían gran cantidad de árboles madereros, estaban siendo saqueados por negociantes desaprensivos, que se dedicaban al comercio clandestino de la madera, en connivencia con personas relevantes en la política uleana.

En la comarca, se habían nombrado jueces delegados y subdelegados qué, de acuerdo con los negociantes de la madera, expoliaban de forma impune las parcelas del Jardín y el Parque, así como la de los montes bajos del territorio uleano.

Ante tal desmadre, el Alcalde Joaquín Miñano Pay, propuso al consistorio, en un pleno que se pusiera orden en la explotación maderera en el término municipal de Ulea.

Se debatió por todos los miembros de dicho Ayuntamiento y, tras aprobarse por unanimidad, se elaboró un edicto, en el que se alertaba qué, cualquier ciudadano que estuviera involucrado en los negocios turbios de la madera sería apartado de los cargos políticos que ostentara, y sancionado con arreglo al destrozo causado: sí, se acababa la inmunidad para ellos y sus socios.

Los Fiscales del Consejo Regional, enterados de los informes pertinentes del Alcalde de Ulea y, a instancias de los agraviados, procedían contra los políticos y toda su trama, hasta dar, con prontitud, plena satisfacción a la justicia, aplicándoles las condenas y multas dinerarias, cuyo importe debía recaer en beneficio de los propietarios saqueados y, del propio Ayuntamiento; si eran montes de su propiedad o del Estado.

Se hizo hincapié, por parte de los Fiscales según las facultades otorgadas por S. M. el Rey, que el proceso judicial no debía demorarse, con el fin de que no quedara en el olvido. Pidió celeridad a la justicia en su tramitación con el fin de que no quedaran impunes de los cargos que se les atribuía.