¡HOY COMIMOS COMO EL DÍA DE LORETO!

POR JOSÉ MARÍA FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

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Días atrás, comentando anécdotas relativas a la conmemoración festiva de Nª. Sra. de Loreto, en Colunga (Asturias), nos recordaba una lectora amiga aquel viejo dicho de una tía suya cuando, para ensalzar la excelencia de una buena comida, exclamaba entusiasmada: «¡Hoy comimos como el día de Loreto!».

Los «días de fiesta», en Asturias, siempre fueron días «DE MISA Y DE MESA».

Hasta los nada o poco creyentes siempre creen en el santo o santa patronos del pueblo y le honran con la misa (a lo mejor no entran en la iglesia, pero «hacen bulto»), le acompañan en la procesión, pujan en la subasta del ramo y al modo romano lo saborean con un suculento banquete a base «de lo que da la casa».

Los banquetes patronales y sus invitados seguían pautas muy comunes.- Familiares, amigos muy allegados y «algún asistente imprevisto» se reunían en torno a una mesa en espera de un abundoso yantar, buena sidra, buen vino y mucha alegría.

Si se ofrecían entremeses, eran sencillos: aceitunas, patatas fritas, mejillones en conserva, algo de embutido… Después, para entonar estómagos, LA SOPA DE MENUDOS; amarillina de azafrán, calentina y con sus curruscos y sus menudillos de pollo.

Seguidamente, el plato bandera: ARROZ CON PITU DE ALDEA GUISADO EN TARTERA.

Ese gallo pregonero de amaneceres y cortejador de gallinas, dueño del corral, con experiencia y vida de más de un año; gallo de carnes prietas y magras, sabroso en demasía.

Superado el trance del arroz venía la calma del pescado. Del mejor, entonces así conceptuado: LA MERLUZA DEL PINCHU, pescada en EL CANTU, que es zona marina donde moran las mejores merluzas.

Así lo pregonaban «les sardineres de Llastres», desbordantes de gracia y de sal.

Y para darle gusto al gusto, el triple postre: ARROZ CON LECHE, BRAZO DE GITANO y bandejas de pasteles de LA PORTALINA o de MAGOVI.

Hagamos hoy un exquisito brazo tal como lo preparaba Rogelia Alonso, una hermana de mi suegro Prudencio.

Se separan, de 6 huevos de aldea, las yemas y las claras; y estas se baten a punto de nieve.

Las yemas, durante 10 minutos, se baten aparte con 6 cucharadas de azúcar y un poco de ralladura de limón.

Se mezclan claras y yemas, y batiendo muy suavemente con espátula de madera, se incorporan 6 cucharadas de harina.

Esta mezcla se dispone en un molde rectangular ancho y alargado, engrasado, de poco fondo, y cuece a horno suave durante unos 20 minutos escasos.

Ya cocido el bizcocho, se extiende sobre un paño húmedo, se enrolla y deja enfriar.

Una vez frío, se desenrolla y humedece con un poco de vino blanco; se cubre con una capa de crema pastelera y se enrolla de nuevo a modo de tronco. Se decora con nata montada y, si gusta, almendra fileteada.

Y como estamos en tiempo de fresas, se sirve en raciones acompañando con fresas. De Candamo, por supuesto.

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