POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
A finales del siglo XV aparecen unos pastores, en Ulea, procedentes de la comarca de La Albaida; en la Comunidad Valenciana, de origen morisco. Su verdadero apellido era Payá, pero un error de trascripción le dejó en Pay, ya que el documento que portaban estaba muy deteriorado y dichos pastores eran iletrados. A los pocos años, concretamente en 1502, dos hijos de los pastores, primos entre sí, son registrados en Ulea con los nombres de Pedro de Pay y Francisco de Pay, ocupando cargos relevantes en el pueblo.
Una nueva aparición de Pedro de Pay, en 1517, confirma el asentamiento de los Pay en Ulea. En el año 1545 nos encontramos con moriscos, en todo el Valle de Ricote, con este apellido.
En Blanca aparecen los Pay en el año 1593. Allí recibió las aguas bautismales María Pay Pascual, hija de Juan Pay y María Pascual. Este apellido desapareció en Blanca antes de la expulsión de los moriscos.
En Villanueva, José Pay, alcalde, hizo el encargo de un nuevo órgano, para la iglesia, al maestro organero, Miguel de Alcarria, vecino de Orihuela, el día 19 de Febrero de 1790, participando en el contrato de compra el síndico José López Pay. Las familias López Suárez, Ruiz Artiz, López Pay, Fernando y Pay López, José, tenían bienes vinculados y contaban con capillas y sepulturas en la Iglesia Parroquial. Todos ellos se sentían villanovenses; de hecho nacieron allí, pero pregonaban con orgullo su ascendencia uleana.
En el año 1854, cuando se declaró una terrible epidemia de cólera, en todo el Valle de Ricote, era alcalde de Ulea, Joaquín Miñano Pay, quien vivía con su madre y sus hermanas Teresa y Josefa Miñano Pay.
El Marqués de Camacho, Excmo. Sr. Gobernador Civil de Murcia, premia la encomiable labor humanitaria del alcalde Joaquín Miñano Pay y de su tío, dominico Fray Jesualdo María Miñano, en momentos tan trágicos.
Poco a poco el apellido Pay se fue extinguiendo en Ulea: en la actualidad no he encontrado ninguno. Sin embargo en Villanueva si existen varias familias gracias a que en los albores del siglo XIX, dos varones perpetuaron el apellido Pay.
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