LOS COMIENZOS DEL CASINO DE TORREVIEJA (y 5)

POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

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A los pocos días, el 1 de enero de 1909, por la noche, se celebró en el Casino un espléndido banquete dedicado al Socio Honorario Joaquín Chapaprieta. La sala estuvo artísticamente engalanada, habiendo profusión de flores, un bouquet en cada cubierto, y un brillantísimo alumbrado eléctrico. Predominó, según las crónicas, la elegancia y el buen gusto.

En el sitio de la presidencia había un cuadro pintado por el torrevejense Antonio Martínez, con un escudo, en donde se leía con gruesos caracteres: “Al Socio Honorario D. Joaquín Chapaprieta”, rodeado con una bandera española.

Al salón principal asistieron muchas personas, sirviendo espléndidamente el restaurante una suntuosa comida. Los comensales pasaron de los cien, y al terminar la cena tuvieron lugar numerosos brindis. Acabó el acto con un discurso breve, pero elocuentísimo, de Chapaprieta que mostró su gratitud a todos, ofreciendo su apoyo incondicional a la representación obrera que allí se encontraba y en general a toda Torrevieja, terminando con un brindis por todos y por la del Casino. Una ovación indescriptible fue el final de aquellas sentidísimas palabras.

En verano de1909 realizó una visita el Casino el sabio médico Santiago Ramón y Cajal y, entre las atracciones para animar la temporada fue contratado por la sociedad el prestidigitador Canonje que en entretenidas funciones distrajo al público.

Como todos los años, el 26 de diciembre de 1909, por la tarde, como estaba reglamentado, se celebró en el Casino Junta General para proceder a la elección de la Junta Directiva que había de regir el año 1910. Teniendo en consideración los buenos trabajos de la directiva nombrada el año anterior en pro de esta sociedad y reconociendo sus méritos, y las valiosas pruebas de acertada dirección y administración, fue reelegida por unanimidad.

El Casino, situado frente a Levante disponía, como hoy, amplios salones de café y billar, en la planta baja, y otros no menos espléndidos en el primer piso, que daban acceso a la gran terraza. En el interior podían los socios entretenerse en el café, donde un repostero, el conocido Jerónimo Torregrosa, proporcionaba los mejores helados y licores que se expedían no sólo en España, sino en el mundo entero. Llevando la repostería desde la construcción del edificio había multiplicado la parroquia en tan considerable número, que había días de verano que no podía dar todo el servicio que precisaba la numerosísima concurrencia que fluía a todas horas.

Está claro que la historia de Torrevieja, desde finales del siglo XIX, todo el XX y lo que llevamos andado del siglo XXI, no se puede entender sin su Casino. Las paredes del casino han sirvieron para albergar durante años todo tipo de actividades festivas y sociales.

Hemos hecho hoy un pequeño recorrido a través de sus inicios, pensando sólo en dar unas pinceladas de sus aproximadamente primeros cuarenta años.

Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 4 de julio de 2015

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