EL ESPÍRITU GUERRERO DE LA NOBLEZA CACERENSE (II)

POR SANTOS BENÍTEZ FLORIANO, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE CÁCERES

Los Reyes Católicos . Isabel y Fernando

Los Reyes Católicos, Isabel y Fernando

La Iglesia intentó calmar el espíritu bélico de la nobleza con instituciones como la tregua de Dios y dirigió el apetito de lucha hacia fines más idóneos con el espíritu de la Cristiandad: luchar contra los infieles y contra las injusticias sociales y económicas que se producían en todos los reinos cristianos.

Cuando no había Cruzadas contra los infieles o había tregua en la Reconquista, en lo que se refiere a los enfrentamientos entre los grupos nobiliarios en la Baja Edad Media y comienzos de la Edad Moderna, podemos afirmar que la Villa de Cáceres no era una excepción y los padecía. Veamos dos muestras de ello.

A través de unas Ordenanzas dictadas por la Reina Católica en Cáceres, el 9 de Julio de 1477, pretendía pacificar la Tierra y reprimir los bandos y parcialidades existentes en la Villa. La Reina señala en ellas, ante los continuos atropellos que se venían sucediendo, que “todos juntamente favorescan la justicia, que a la sazon fuere en esta villa”. También apuntaba “que ningunas personas, vezinos e moradores desta dicha villa e su tierra e arravales no se armen nj acudan a vandos, nj a sonadas, nj a rruidos, a favor de los cavalleros e escuderos desta dicha villa”.

En estas Ordenanzas, asimismo, se dan normas acerca de cómo se debían de construir los edificios y acerca de ciertas modificaciones de las casas fuertes de los nobles para evitar que fueran centros inexpugnables; ordenando, entre otras, “que todas las torres que estan començadas a faser en esta dicha villa e sus arravales, sy sus dueños qujsieren alçarlas que lo puedan faser, solamente hasta los tejados de la casa de morada e non mas”.

Se produce como apreciamos en este documento, además del conocido “desmoche de las torres”, un cambio en la arquitectura civil cacereña a fines del siglo XV.

Y por una Real Provisión de los Reyes Católicos, dada en Córdoba, el día 5 de Diciembre de 1491, se prohibía a los regidores y caballeros cacereños que tuvieran allegados para resolver sus diferencias; imponiendo la pena de tres mil maravedíes por cada vez que esta provisión no se cumpliera; y, además, que el que lo hiciera, fuera desterrado de la Villa y su Tierra por seis meses.

Asimismo, los Reyes ordenaban que los caballeros no tomaran por allegados suyos a los concejos de la dicha Tierra, ya que recibían de ellos dádivas y presentes, bajo pena de destierro de la Villa y su tierra y pago de tres mil maravedíes por cada vez.

Gracias al periódico ‘Extremadura’ por darnos la oportunidad de dar a conocer la historia de Cáceres.

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