HUEVOS ROTOS, EL FRUTO DE UN ERROR

POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

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Este era un rapaz de Colunga, avispado y mal comedor, a quien su madre ofrecía una cosa y otra para animarlo a comer.

– ¿Quies estes fabines, guapín?

– Ya dixi que non me gusten.

-Entonces, ¿tuéstote un huevín?

Tuéstalu; pero si explota non lu quiero,

Y es que el rapaz sabía que los huevos que rompían en la sartén al freirlos… algo pasaba con ellos.

¡Quién nos iba a decir que al correr de los tiempos esos «huevos rotos» con que las abuelas engañaban a sus nietos ofreciéndolos como una exquisitez, no como un error de fritura, iban a ser protagonistas de cenas regias y presidenciales!

Y como lo mío es contar historias, no meterme en política (cosa que aconsejaba Franco a sus ministros), hoy les contaré dos.

Vayamos con la primera:

Desde aproximadamente el año 1720 funcionaba en la Cava Baja madrileña un mesón-posada de arrieros y mercaderes denominado La Posada de San Pedro.

Establecimiento que, pasados los años, y por iniciativa de don Ramón Gómez de la Serna, en 1921, tomó el nombre de El Mesón del Segoviano.

Tras diversos avatares urbanístico-empresariales, en 1974 adquirió el local don Lucio Blázquez bautizándolo como CASA LUCIO, con especialidades muy de cocina popular , destacando los HUEVOS ROTOS, que él recordaba como «engaño cocineril» de su abuela.

Estos huevos rotos fueron, días atrás, menú de cena, en ese establecimiento, de don Juan Carlos I y de los presidentes Sres. Rajoy, González, Aznar y Rodríguez.

Segunda historia: Cuando don Lucio adquirió el Mesón del Segoviano prescindió de viejos objetos de su decoración anterior. Entre ellos se encontraba un plato de cerámica con un soneto escrito; plato que adquirió en el Rastro madrileño don José Luis Pécker.

¿Saben quién fue el autor de tal poema? Pues nada más y nada menos que don JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA.

Transcribo el texto porque es una verdadera joya histórico-gastronómica:

«Hoy ha comido el Nuncio en la Embajada.

¡Bien debió de cenar Su Señoría!,
pero yo por su cena no daría
la cena sin igual de esta posada.

¡Oh insigne sopa de ajo! ¡Oh ensalada!

¡Oh cordero que a jara trascendía!

¡Oh rubios bartolillos! ¡Oh judía
con trozos de chorizo decorada!

¡Oh glorioso yantar de achuras viles!

¡Oh viña castellana y andaluza
de vinos bulliciosos y viriles!

¡Oh aceite venerable de la alcuza,
que lo mismo alimentas los candiles
que alimentas al que come la merluza!

¡Ah! ¿Que cómo se prepara este plato de HUEVOS ROTOS (que no fritos ni estrellados).

Pues muy fácil: Sobre un lecho de patatas fritas se vierten unos huevos fritos que se rompieron «deliberadamente» durante la fritura.

El conjunto se complementa con unas lonchas de jamón o unos trozos de chorizo pasados vuelta y vuelta por la sartén.

Y no analicen más, no sea que piensen que esto de la política, como los huevos rotos, es algo que surgió de un error.

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