EL MANTENIMIENTO DEL RELOJ DE LA IGLESIA

POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

Campanario

El reloj de la iglesia de Ulea tocaba los cuartos, las medias y las horas, con la finalidad de que los guardias del agua llevaran el control de las tandas de cada hacendado, en las acequias mayor y menor, así como en los brazales.

Para tal menester, los curas párrocos y los fabriqueros- con la colaboración de la Junta de Gobierno del Ayuntamiento, nombraban unos encargados para que controlaran el mantenimiento del reloj de la citada iglesia.

Así ocurrió con Diego Herrero y, posteriormente, con Julián Herrera -ambos contratados por el Ayuntamiento-. Sin embargo, la población se quejaba de que la campana del reloj emitía ruidos en vez de sonidos. Ante la constatación de estas circunstancias, en el año 1850, reunidos el Alcalde Joaquín Miñano Pay, el cura asignado Martín Martínez y el cura Fabriquero Diego Herrero, tomaron la decisión de ajustar el contacto del badajo sobre la campana, con el fin de que emitiera un sonido más acorde.

Como los gastos de mantenimiento eran elevados, lo comunicaron al Obispado de Cartagena-Murcia y, este, por medio del secretario del Obispo licenciado Fabriciano Cebador, acordó que los gastos se efectuaran de forma mancomunada, entre el Ayuntamiento y la Iglesia. Tal acuerdo se firma en Cartagena, el día 17 de octubre de 1850.

Con posterioridad- en el año 1905- se deterioran las poleas del reloj de la Iglesia, también llamado el reloj de la Villa y, el Alcalde Antonio Tomás Sandoval, en el pleno del Ayuntamiento del día 16 de abril de 1905, ordena la reparación de dichas poleas, con cargo a las arcas del Ayuntamiento, ya que dicha avería había dejado el reloj inservible.

Durante unos 35 días, estuvieron los uleanos sin escuchar los horarios del reloj de la Villa, ya que el día 28 de mayo de dicho año, se acuerda la adquisición de unas poleas nuevas, con la finalidad de que el reloj público reanude su funcionamiento. Se adquirieron por el valor de 3 pesetas y 75 céntimos.

Una vez metidos en faena se acuerda aprovechar la ocasión para adecentar el entorno de la torre del campanario, en donde está instalado el reloj. Se limpian de maleza y suciedad: el entorno de la iglesia, el callejón del campanario, las escaleras de la iglesia, el entorno de la caseta del transformador de energía eléctrica y, el lateral del Ayuntamiento.

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