EL MOÑO DE CURRUCA

POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

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La historia de los moños es tan ancestral como la vida misma. Varían según la edad de la portadora, y la época en que le tocó vivir; también los eventos personales y los motivos festivos, así como en la región que habite. Generalmente, su uso ha sido utilizado con más frecuencia como ornamento festivo y religioso.

A las niñas recién nacidas que tenían pelo, se les hacía unos moños pequeñitos en forma de caracola. Cuando tenían que hacer alguna ofrenda religiosa se les hacía un moño en forma de rodete, sujeto con una peineta, horquilla o alfiler. Si la ofrenda era con motivo de la primera comunión, durante el rito católico, se les hacía y aún se hace, un moño trenzado a ambos lados que arrancaba desde detrás de las orejas. Las novias, el día de la boda lucen un moño que, según la tradición, no debe ver el novio hasta que no están en el altar.

Los historiadores refieren que de ahí viene el momento en que el novio levanta el velo que cubre la cabeza y el rostro, quedando al descubierto. En la franja mediterránea, se celebran multitud de eventos festivos en los que se lucen vistosos atuendos regionales adornados con primorosos peinados y moños típicos de la zona y del festejo. En las fiestas de Semana Santa y desfiles procesionales, las señoras de más edad, lucen un serio atuendo adornado con moño y peineta. Así un rico etc. que sería prolijo enumerar.

El periódico ‘La Verdad de Murcia’ del mes de abril de 1999, refiere que se están perdiendo las costumbres en las reinas de las fiestas primaverales de llevar como atavío en su cabellera, un moño, tradicional y reglamentario, según esta regulado por las distintas peñas huertanas. Sin embargo, cunde la anarquía y cada reina lo lleva como quiere; a discreción.

Voces autorizadas han protestado ante tal desmadre y claman; sin que nadie le escuche: ¿Dónde están los moños de Curruca, que patentaron las mozas y adoptaron las jóvenes murcianas en las fiestas de primavera? Casi nadie se dio por aludido y las fiestas se celebran con todo su esplendor pero sin la uniformidad requerida.

La prensa refiere que las mozas uleanas lucen sus moños de curruca, durante las fiestas patronales, el día del Bando de la Huerta, consistente en recoger el pelo con dos rodetes detrás de las orejas, quedando la cara totalmente descubierta y dejando traslucir su belleza y donaire.

En algunas ocasiones han llevado el típico moño de las falleras valencianas, a raíz de una invitación que se les hizo por la comisión de falleros de Valencia, pero abundan más las currucas. Os recuerdo que en la época ibérica y romana, portaban el moño de picaporte, muy parecido al de la Dama de Elche.

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