CRÓNICA DEL XXXIX CONGRESO NACIONAL DE LA RAECO

POR LUIS LISÓN, SECRETARIO GENERAL DE LA RAECO Y CRONISTA OFICIAL DE OJÓS Y ALGUAZAS (MURCIA)

Foto de familia en Concatedral

Los días 25, 26 y 27 del pasado mes de octubre, tuvo lugar en la ciudad extremeña de Cáceres el tradicional congreso anual que organiza la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales. A la XXXIX edición se inscribieron 134 participantes, de ellos 72 Cronistas Oficiales, procedentes de diversos lugares de España.

Menguada la representación murciana de este año, pues tan solo acudimos a la cita José-Antonio Melgares Guerrero, C. O. de la Región de Murcia y de Caravaca de la Cruz, acompañado de su esposa; y Luis Lisón Hernández, Secretario General de la RAECO y C. O. de Alguazas y de Ojós, también con su mujer. En principio parecía que la embajada de Murcia sería numerosa, pues habían anunciado su intención de asistir los de Alcantarilla, Alhama de Murcia, Campos del Río, Las Torres de Cotillas, Mula, Puerto Lumbreras y algún otro indeciso (caso del de Archena), pero la baja de algunos obligó a prescindir del microbús previsto y, por consiguiente, la obligada renuncia de otros.

25 de Octubre, viernes

Melgares y María Amparo emprendieron viaje en la mañana del día 24, y Mari Carmen y yo lo hicimos el mismo día 25, partiendo de Murcia a las seis y media de la mañana para, tras hacer una breve parada antes de llegar a la altura de la imperial ciudad de Toledo, arribar a Cáceres cerca ya de la una del mediodía, en un viaje tranquilo y sin problemas, pese a que una insistente lluvia nos acompañó desde un punto situado a unos treinta kilómetros antes de llegar a Toledo hasta la ciudad de destino. El contratiempo de encontrar cortada por obras la calle san Antón, que nos debía conducir hasta el hotel, lo subsanamos dirigiéndonos directamente hacia el aparcamiento por la calle Comandante Sánchez Herrero y otras. Y una vez aparcado el coche, visto que la lluvia era débil en ese momento nos fuimos andando por las calles Parras y Felipe Uribarri, hacia la Plaza San Juan.

Una vez alojados en el Hotel NH Palacio de Oquendo, cuya habitación teníamos reservada desde unos meses antes, procedimos a buscar un lugar cercano donde comer, a cuyo acto, puramente necesario, nos acompañaron Paco Sala, Antonio Galiano y esposa, y Paco Rivero con la suya.

Hubo tiempo de descansar un rato tras la comida, y más tarde, caminando por la Gran Vía, Plaza Mayor, Arco de la Estrella y Plaza de Santa María, nos dirigimos al Palacio de la Diputación provincial, donde a partir de las 18:30 estaba prevista la recepción de los congresistas e invitados. Una azafata y el propio Galiano repartieron las acreditaciones, mientras se sucedían los habituales saludos con nuestros conocidos de años anteriores, y también con los que habían ingresado recientemente en la RAECO.

Poco después, los miembros de la Junta Rectora nos desplazamos a la planta baja, a esperar la llegada de doña Elena Nevado del Campo (Alcaldesa de la ciudad) y de don Laureano León Rodríguez (Presidente de la Diputación Provincial). En la calle seguía la lluvia, pero la temperatura era agradable. Cuando llegaron las citadas autoridades, saludaron cordialmente a todos los que aguardábamos en la entrada, y acabado el acto protocolario, nos hicimos una foto “para el recuerdo” en la escalera de acceso a la primera planta.

Cumplido el trámite protocolario, que rebasó la hora prevista inicialmente (19:30 horas), y una vez en el Salón de Actos, que resultó insuficiente, fue inaugurado el XXXIX Congreso con los discursos de rigor.

Nuestro Presidente dijo, entre otras cosas:

«Somos 133 personas las que aquí estamos, entre congresistas, acompañantes e invitados. De los primeros 71, que aportan un total de 49 comunicaciones, de las cuales un 25% están dedicadas a las tierras extremeñas.

Pero para nosotros, es importante aportar la presencia de Cronistas procedentes de las provincias españolas de Madrid, Valencia, Segovia, Sevilla, Alicante, Ávila, Córdoba, Zaragoza, Cuenca, Murcia, Burgos, Guadalajara, Zamora, Jaén, La Coruña y Mallorca, y por supuesto de Cáceres y de Badajoz; (…) nuestro más profundo agradecimiento por el apoyo que nos han prestado los Cronistas Extremeños pertenecientes a la RAECO, que han acudido en aras de su libertad, decidiendo así ser nuestros anfitriones. Su presencia es vital e importante. Gracias de corazón en nombre de la RAECO.

Gracias Excma. Sra. Alcaldesa y Senadora, gracias Excmo. Sr. Presidente de la Diputación, gracias a los organizadores del Congreso, Santos, Fernando, Francisco y Juan Francisco. Gracias a las entidades e instituciones colaboradoras.»

Luego se entregaron diversos obsequios, placas y distinciones, se impuso la medalla corporativa a los nuevos asociados y las merecidas placas a los miembros de la RAECO que habían cumplido 25 años de permanencia en la misma. Son los siguientes, aunque solo los dos últimos pudieron estar presentes: D.ª María de los Ángeles Álvarez Lavín, C.O. de Barcina de los Montes (Burgos); D. Juan Antonio Bueno Cuadros, C.O. de Cazorla (Jaén); D. Juan Guirao García, C.O. de Lorca (Murcia); D. Benito Madariaga de la Campa, C.O. de Santander; D. Luis Segado Gómez, C.O. de Villafranca de Córdoba (Córdoba); y D. Juan Rafael Vázquez Lesmes, C.O. de San Sebastián de los Ballesteros (Córdoba).

A continuación, la Dra. en Historia del Arte, D.ª María Victoria Teomiro Rubio, de la Universidad de Extremadura, impartió la Conferencia Inaugural, “El papel de los Cronistas Oficiales en la recuperación del Patrimonio Histórico-artístico”, que fue muy aplaudida, y cuyo texto ofrecerá el Libro de Actas.

Tras su disertación los cronistas entregaron a los ediles cacereños presentes, diversos obsequios, propios o de sus respectivas corporaciones municipales.

Acabado el acto inaugural, todos los congresistas nos trasladamos a uno de los patios del Palacio de Carvajal, donde nos ofrecieron un cóctel, servido por “El Puchero” de Cáceres, conocido restaurante sito en la Plaza Mayor; cuyo acto estuvo amenizado por un recital de música a cargo de la soprano Rosario Cruz, y el guitarrista José Alberto Santos.

Tras el cóctel citado, dado que seguía la lluvia, algunos congresistas regresaron a sus respectivos alojamientos, en tanto que los más “valientes” iniciaron una vista nocturna por la ciudad antigua de Cáceres.

26 de Octubre, sábado

También tocó madrugar, pues estaba convocada Asamblea General para las 8:30, y antes hay que arreglarse y desayunar. La mañana aparece con una densa niebla, y las calles están mojadas a consecuencia de haber llovido horas antes. Acudimos al Palacio del Mayoralgo. Destacaré el nombramiento de dos ilustres nonagenarios como “Miembros de Honor”. Se trata de Conrado Blanco González, Cronista de La Bañeza (León) y Enrique de Aguinaga López, que lo es de Madrid; ambos con sobrados méritos en su larga y fructífera trayectoria. También se acordó apoyar los expedientes incoados a favor de la Catedral de Jaén y el Puente Romano de Alcántara, así como las fiestas patronales y Romería de Nuestra Señora de las Nieves, que realiza en la localidad alicantina de Aspe. El cronista de Riaza (Segovia), Antonio Horcajo Matesanz, recientemente nombrado “Hijo Predilecto” de Segovia, ofreció, en nombre del Centro Segoviano de Madrid, del que es Presidente, organizar en colaboración de la RAECO un concurso anual, con premio en metálico, para distinguir el trabajo publicado por un afiliado durante cada año.

Lógicamente, también expusieron sus respectivos informes el Presidente, Secretario General y Tesorero.

La Asamblea acabó con la satisfacción de saber que el próximo congreso tendrá lugar (D. m.) en la ciudad asturiana de Oviedo en los días los días 26, 27 y 28 de septiembre del 2014; dando comienzo la primera Sesión de Trabajo para la lectura de las comunicaciones, cuya sesión y la de la tarde estuvieron coordinadas por José-Antonio Melgares Guerrero.

Tuve la suerte de que me tocó ser uno de los primeros, y presenté, resumidamente, dos comunicaciones, una titulada “Actuaciones para la recuperación del patrimonio histórico-artístico en Alguazas (Murcia)”, y esta otra: “La recuperación y conservación de la huerta de Ojós (Murcia), para su declaración como Museo de la Naturaleza”.

Mientras todo esto sucedía en el Palacio de Mayoralgo, acompañantes e invitados recorrieron la ciudad antigua de Cáceres en una visita guiada, que sirvió para poner a prueba la resistencia de muchos de ellos, dadas las continuas subidas y bajadas por diversas calles y palacios.

A las 13 horas, todos juntos, giramos visita al Museo de Cáceres, para deleitarnos, aunque con paso apresurado, contemplando los valiosos tesoros que atesora. Mención especial para el monumental aljibe de época islámica. Dicho Museo ocupa dos edificios históricos, llamados Casa de las Veletas y Casa de los Caballos.

Tras la visita, almuerzo en el Hotel NH Palacio de Oquendo, donde estuvimos alojados casi todos los congresistas, y ocasión posterior para descansar unos minutos.

Por la tarde, a las 17:00 horas, mientras se continuaba con la lectura de comunicaciones, acompañantes e invitados, a los que me uní, visitamos el “Centro de Artes Visuales – Fundación Helga de Alvear”, dirigidos por las explicaciones de doña María-Jesús Ávila, la Directora.

Mientras, la lectura de las comunicaciones se alargó media hora más de lo previsto, por lo que, quienes lo desearon, tuvieron el tiempo justo para asistir a las 20:00 horas en el Gran Teatro, al Concierto del 125 Aniversario de la Banda Municipal de Música de Cáceres.

Pero coincidió dicho concierto con un acto conmemorativo del Año de la Fe, donde se congregaron cinco de las imágenes marianas más queridas por los cacereños, con misa oficiada por el Obispo en la Plaza de Santa María, y posterior procesión de retorno a sus respectivas sedes; por lo que muchos decidimos “incorporarnos” a estos actos religiosos, donde pudimos contemplar, junto a la belleza de dichas imágenes, algunas peculiaridades que llamaron nuestra atención, como fue el alzamiento brusco de alguno de los tronos, y el traslado a la carrera por la Calle Pintores, de fuerte pendiente, mientas hacían sonar golpeándolos contra el suelo, los soportes que llevaban los estantes, muchos de ellos mujeres.

La tarde-noche acabó con los congresistas y acompañantes desparramados por diferentes bares y restaurantes, en busca de que les sirviesen una cena libre, que sirvió para conocer un poco más la sabrosa gastronomía cacereña.

27 de Octubre, domingo

Tras una larga noche de deseado y merecido descanso –aprovechando los sesenta minutos más del cambio horario–, la mañana dominguera se presentaba con un programa más distendido, y algunos prepararon las maletas y las llevaron a los coches. Todo ello fue posible ya que hasta las diez no daba comienzo la Santa Misa en la Concatedral. Allí estuvimos, puntuales, todos los interesados. En la homilía, y en algún otro momento del Santo Sacrificio, el oficiante tuvo la atención de mencionar a los cronistas españoles, y dedicarla por los que habían fallecido durante el último año, mencionándolos uno a uno.

Después, don José Antonio Fuentes, Deán de Santa María, nos invitó a visitar el Museo, donde se han recogido algunos objetos e imágenes, parte de ellos recuperados del Museo del Mono y del de las Veletas.

Abandonamos el templo, y en la puerta nos hicimos varias fotos “de familia”, para, seguidamente en la Casa de los Becerra visitar la “Fundación Mercedes Calles – Carlos Ballesteros”, y en la cripta de la Iglesia de San Francisco Javier, llamada también de la Preciosa Sangre, el “Centro de Interpretación de la Semana Santa de Cáceres”, que da acceso también al aljibe más grande de la ciudad, originario del siglo XVIII, de cuya época data el citado templo y convento de los jesuitas.

Realizadas ambas visitas, en dos grupos diferentes, regresamos al Hotel NH para efectuar el breve Acto de Clausura, que tuvo lugar en el llamado Salón de los Cazadores.

Allí se hizo entrega a Francisco Rivero de un diploma en agradecimiento “por los servicios prestados al Congreso”, ya que ausente el día anterior por el feliz acontecimiento del bautizo de una nieta, dicha entrega hubo de aplazarse.

El Presidente mostró su agradecimiento personal, y el de la RAECO, a todas las personas y organismos que han colaborado para que todo haya resultado un completo éxito.

Clausurado el XXXIX Congreso, salimos de aquel salón para pasar al comedor del citado hotel, donde sin solución de continuidad efectuamos el almuerzo de clausura.

A lo hora de los postres, los tradicionales discursos, sin faltar algunos poemas dedicados a la ocasión, uno de ellos a cargo de Alberto González Rodríguez, Cronista de Badajoz, y el tan esperado de Apuleyo Soto Pajares, cronista de Braojos de la Sierra y La Acebeda, que no dejó indiferente a nadie. La Directora del Hotel NH Palacio de Oquendo quiso sumarse a la fiesta, y nos obsequió con un típico dulce cacereño, momento que aprovechó el Presidente de la RAECO para agradecerle las atenciones recibidas por parte de todo el personal a su servicio, y hacer entrega de un diploma donde consta nuestro agradecimiento.

Como se había programado que la comida acabase pronto, para que pudiesen volver a sus lugares de origen cuantos lo deseasen, muchos se despidieron allí mismo y marcharon hacia sus destinos.

Otros, sobre todo los de localidades más distantes, decidimos hacer el regreso con tranquilidad, y nos quedamos en Cáceres hasta el día siguiente. Mari Carmen y yo aprovechamos la tarde para visitar diversos lugares de la ciudad, que aún no habíamos visto, y para efectuar algunas compras. Muy cansados tras la nueva caminata, y después de repostar los estómagos en uno de los establecimientos situados en la Plaza Mayor, nos fuimos a la cama.

Hubo que lamentar dos bajas, de las que se tuvo noticia tras la asamblea: la de Juan Moleres Ibor, Cronista Oficial de la localidad valenciana de Sollana, que se puso enfermo en el Hotel NH Palacio Oquendo, y al que hubo que internar; y la de Juan-Antonio Bueno Cuadros

Fuente: http://www.miradordealguazas.blogspot.com.es/

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