FERIA DE SAN LUCAS: «UNA FERIA CON ESTILO PROPIO Y UNIVERSAL»

EXTRACTO DEL PREGÓN PRONUNCIADO POR EL CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE JAÉN, VICENTE OYA, CON MOTIVO DE LA FERIA DE SAN LUCAS, «ÚNICA Y VARIADA, SINGULAR Y PLURAL, CERRADA A LOS ÁMBITOS ENTRAÑABLES DE LAS CASETAS Y ABIERTA A LA EXPANSIÓN DE LAS GENTES QUE LA VIVEN»

Vicente Oya pregona la feria desde el balcón del Ayuntamiento. / Jorge Pastor

Vicente Oya pregona la feria desde el balcón del Ayuntamiento. / Jorge Pastor

Regidor de nuestra capital, Concejo Municipal, dignas autoridades y representaciones, noble pueblo de Jaén. ‘Bella ciudad de Luz’ con el sol rendido a las virtudes que acopiaron todas tus generaciones con el paso de los tiempos y con la mirada en un futuro mejor. Muy complacido y honrado, con el corazón lleno de alegría, me apresto a deciros este modesto pregón de las Feria y Fiestas de San Lucas. Estoy, profunda y sinceramente agradecido por la gozosa oportunidad, tan especial, que se me ofrece, para que, en este acto público, pueda yo manifestar, como ciudadano, como cronista oficial, a los cuatro vientos, cuanto quiero a este Jaén de nuestros amores. Tanto como el que más.

Desde que se me encargó este pregón, me ha parecido oír una pregunta de muchas personas: «¿Qué nos vas a decir, pregonero?». Os voy a decir mi pregón particular, pero con el deseo sincero de hacerlo vuestro. Aquí derramo mis palabras, que se enriquecen con este ambiente jubiloso, al compás de los sonidos de las campanas catedralicias, y de su reloj, que dar quiere las horas alegres para fiesta que mitiga, calma y nos libra de las preocupaciones y de los sinsabores.

Bien quisiera este pregonero que los vientos sanos que nos vienen de Jabalcuz, con los aromas saludables, inunden la ciudad toda para que, por estos días, reine el júbilo festivo al que tengo el honor y la dicha de convocaros. Este pregonero, totalmente atrapado en este gozoso ambiente, os anuncia oficialmente las feria y fiestas de San Lucas. Os invita a que participéis en ellas con toda intensidad. Y os transmite un mensaje: que, en todo momento, con la voluntad engrandecida por las nobles virtudes de todos los jienenses, tengamos «la fiesta en paz».

La Feria de San Lucas es única y variada, singular y plural, cerrada a los ámbitos entrañables de las casetas y abierta a la expansión de las gentes que la viven, la sienten y la participan en el Recinto del ‘Ferial Alfonso Sánchez Herrera’, pero también en toda la ciudad y de modo especial en el Barrio de San Ildefonso. Es nuestra feria todo un acontecimiento peculiar en sus formas cuajadas por la gracia popular de nuestro Jaén, siempre abierto a los que nos visitan, y en los fondos donde viven y reviven los sentimientos más puros del alma jaenera. Es nuestra feria localista, con su estilo propio, por las tradiciones que vienen de lejos, de otras generaciones, pero también universalizada por las innovaciones que se le añaden en cada momento. Con la feria, todo un acontecimiento de ruidos festivos, la ciudad se aparta de su habitual fisonomía y se convierte, ciertamente, en un motor de promociones económicas, sociales, políticas, culturales. Desde la expansión festiva, en la feria sanluqueña, siempre se ha vendido o comprado algo y han primado el ocio y el negocio. La feria promueve la alegría y el divertimento, con el gasto, a veces desmesurado de las energías físicas y de los fondos económicos, pero también, al paso de los años, levanta como un viento, que se lleva las hojas secas de la nostalgia.

La feria de Jaén fue siempre ganadera y de aquella ya sólo queda el recuerdo que está impreso en las viejas crónicas. De llamado ‘motor de sangre’, que era el de los animales de labor, de nuestros mayores, se pasó al ‘motor mecánico’, porque, desde hace décadas, la feria se articula con la maquinaria agrícola y las exposiciones de servicios. En torno a ella las actividades culturales, deportivas, taurinas, recreativas, dentro de los límites de los presupuestos oficiales y particulares, se llenan los programas.

Hoy nuestra Feria se hace en las casetas que se han generado por toda clase de colectivos. De las pocas casetas de otros tiempos, la Municipal y alguna más, se ha pasado a un gran número, todas ellas acogedoras, exponentes de la alegría festiva, con las típicas manifestaciones folclóricas de nuestra tierra. Las hay, como sabemos, de los partidos políticos, los sindicatos, los colegios profesionales, las asociaciones de carácter solidario, las entidades financieras, los medios de comunicación social, las cofradías y hermandades o particulares.

Músicas suaves o estridentes, llenas de alegría, animan los ambientes. La danza, las canciones, la música avivan las reuniones festivas en las casetas, en todo el recinto ferial, o por la ciudad, y en aquellos espacios que se reservan para ‘El Botellón’, que protagonizan los jóvenes, a veces, con la mirada de envidia sana de los mayores. Se hace presente, en la pugna con las iluminaciones extraordinarias, la vistosidad de los trajes típicos, la de los ‘chirris’ y la de las ‘pastiras’, o de gitana, en medio del ruido de la gente, el murmullo de la ciudad alegre y confiada, todo ello como banda sonora de las múltiples películas que el pueblo filma y graba, mientras el humo de los churros se convierte en un incienso festivo.

La feria de todos

La Feria es de todos y de todas. De la grey infantil inmersa en un mundo de sueños y de juegos jubilosos y de los más ancianos de nuestros lugares, que cargan a sus espaldas las mochilas llenas de recuerdos. Es de los jóvenes que se sienten emprendedores para los nuevos caminos y de los mayores que están en la madurez responsable de sus vidas. Es también de los enfermos a quienes hay que llevarles el mensaje de una alegría. Y es de las personas con discapacidades que se merecen la atención de la sociedad para que ejerciten su capacidad para la diversión. Es la feria de los feriantes que montan sus atracciones, están en las taquillas, o vigilan a los que suben y bajan de los columpios y demás artificios recreativos para ayudar al público. De los caballistas y de las amazonas y de los que andan y desandan por el Ferial, con la venta de flores o de sombreros y toda clase de golosinas o chucherías. De los que hacen competiciones de escopeta en busca de un trofeo o montan toda clase de loterías y de juegos. Es la fiesta de los voluntarios, que en las casetas echan una mano para las acciones solidarias. De los que beben y comen, de nuestra sabrosa cocina, a discreción, o no, para la buena digestión o para la resaca. Es la feria de quienes, en la intimidad de las casetas, cantan todos los palos del flamenco, al son de la guitarra, que ríe o llora para el gozo o el desgarro. La feria taurina con los diestros que se juegan la vida ante las reses bravas. Y cuando se hace el silencio suena el esquilón de las Bernardas y los pajarillos, como Gacelo, mi amigo, entran en estado de admiración.

Es la feria de quienes están en las casetas de cocineros, camareros o auxiliares. De los que recogen la basura esturreada por los suelos. De los policías municipales, comunitarios, nacionales, de los Cuerpos de Fuerzas y Seguridad del Estado, los Bomberos, la Servicios Sanitarios, la Cruz Roja o Protección Civil. De todo un personal directivo o auxiliar y subalterno, de los autobuses, de los taxistas, de los que vigilan los coches en los lugares de aparcamientos.

A todos vosotros y vosotras, a los que hacéis las Ferias y Fiestas, permitidme que os ceda el paso, porque, aunque yo sea el pregonero oficial, por encargo de la autoridad municipal, sois verdaderamente los pregoneros de nuestra alegría festiva.

En esta Plaza de Santa María acaban de caer las palabras de este pregonero enamorado de Jaén. Sí, en esta plaza singular donde se concentran unos poderes esenciales. El poder espiritual representado por la Catedral; el poder eclesiástico, con el Obispado de esta histórica diócesis; el poder municipal, protagonizado por el Ayuntamiento. Y, a ras del suelo, sobre la tierra firme de la plaza, para mirar muy alto, el poder del pueblo soberano. ¡Qué mejor sitio para deciros este pregón compartido. ¡Vámonos de fiesta!, porque aquí está ya, con nosotros, y para vivirlas con alegría, las Feria y Fiestas de San Lucas de Jaén. San Lucas y cierra la España festiva. Un año más para el gozo compartido.

Vicente Oya, cronista oficial de Jaén y Cambil

Fuente: http://www.ideal.es/

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